¿Quién mató a Anna Cook?: Los detalles que ignora la justicia heterocispatriarcal en Chile
En esta sociedad y en esta cultura, dar la mano a otra mujer, besar a otra mujer, e incluso manifestar una expresión de género diferente a la que exige la obligación de heterosexualidad, son suficientes para exponerse a ataques de lesbo-odio, amenazas, e incluso acoso y abuso sexual “correctivo”.
Ser lesbiana y vivir como una, es una de las acciones que más disgusta al heterocispatriacado. De este modo, crímenes como los de Mónica Briones, Susana Sanhueza, María Pía Castro, Nicole Saavedra en Chile; o el caso de Higui, en Argentina, por nombrar algunos, se acumulan en búsqueda de justicia.
“Las mujeres lesbianas de la zona tienen el justo temor de verse afectadas por situaciones parecidas, por el estado de impunidad en que el Estado ha puesto su situación, es decir, cómo la vida de ellas está en peligro constante porque hay sujetos que son capaces de realizar este tipo de actos de odio en contra de ellas”, planteó Silvana del Valle, abogada del caso de Nicole Saavedra e integrante de la Red Chilena contra la Violencia hacia las Mujeres, en un capítulo del podcast Consejos de belleza, a propósito del mes de la visibilidad lésbica.
#JusticiaparaAnnaCook
Usando un jockey sobre el pelo suelto, los audífonos al cuello, la vista hacia abajo, —probablemente sobre las perillas de la mesa de sonido— y con la cara decorada por luces verdes y rojas, se ve en una foto a Anna Cook. En la cuenta @annacookmusic, hay otras imágenes de ella; en una está con un chaleco morado, riendo y sosteniendo un skate; en otra abraza a un gato, y en varias más se la ve mezclando música. En Youtube, también hay videos de sesiones en vivo que ella publicaba.
Anna vive en su música. Es por eso que el próximo 2 de agosto, a tres años de su muerte, se realizará un homenaje virtual en su memoria.
Anna Cook, era diseñadora gráfica, dj y lesbiana. Sin embargo, las circunstancias de su fallecimiento todavía no se esclarecen y, hasta hoy, el caso no cuenta siquiera con un imputado.
Este domingo se publicaron dos posts del perfil @annacookmusic, el misma que activó su madre, Kattia González, hace más de un año. Esta vez, se realizó una actualización de los detalles del caso de Ana Villarroel González, el nombre completo de la dj, junto al siguiente llamado:
“Compartan esta publicación para que se conozca la verdad, y se haga justicia en honor a la memoria de Anna, su madre Kattia, su familia, sus amigos, y por todas las mujeres que han sido vulneradas, maltratadas, violadas y asesinadas”.
La última vez que Kattia vio a su hija de 26 años, con vida, fue el 31 de julio de 2017. La última vez que hablaron fue el 1 de agosto, por teléfono, como todas las noches.
Ella le contó “que estaba con unos amigos en su casa compartiendo, y que se dormiría temprano ya que planeaba su viaje con su amigo Magno a la ciudad de Angol, donde darían un concierto”, como se lee en uno de los posts de Instagram.
Esa noche, en la casa de la calle Tranquila, de la comuna de Providencia, que habitó Ana por casi un año, había otras personas. Su amiga Andrea, Simón y a Arantxa, quienes se retiraron a eso de las 02:00 am. Sin embargo, Raúl Azócar, dueño de la casa, estaba con Matías Troncoso en otra habitación, lo que quedó registrado en un video que el primero subió a su cuenta de Facebook, pero que luego borró.
La muerte de Ana ocurrió en la madrugada y fue Raúl quien, al día siguiente, llevó en brazos su cuerpo desnudo a Urgencias en el Hospital del Salvador, y dijo no recordar su apellido, por lo que la ingresaron como NN. Pero hay aspectos en sus declaraciones que resultan inconsistentes, pues posteriormente dirá que “eran amigos y que le arrendaba una pieza”, que “no recuerda si estaba solo esa noche” y que “la habría encontrado fallecida”. En una primera instancia, se cree que Ana habría muerto por un paro cardiorespiratorio, o una sobredosis, pero la tesis de que habría terceros involucrados pareciera más plausible.
En el hospital realizaron una reanimación al cuerpo de Ana, y de acuerdo al médico de turno, “el acompañante señaló que la paciente tenía antecedentes de epilepsia, consumo de drogas, entre ellas cocaína, y depresión”. ¿Cómo sabía esto si ni siquiera recordaba su apellido?
Según la declaración del médico, información disponible en @annacookmusic, “llamó la atención de que la paciente llegó con lesiones en el cuello, una equimosis cervical derecha, que debe haber sido de unos 15×5 centímetros”. Una equimosis cervical es un hematoma, en este caso, estaba entre el oído y la clavícula.
A eso de las dos de la tarde del 2 de agosto de 2017, Kattia recibió mensajes de Patricio, un amigo de Ana, le dijo que su hija se encontraba mal y, de forma paralela, la llamaron del Hospital del Salvador. Cuando llegó al lugar, luego de una ronda de preguntas del médico de turno acerca de su relación con la joven, le informaron de lo ocurrido. “Yo a cada rato le decía ‘¿mi hija está grave? ¿mi hija está grave?’, y no me decían”, relata la madre en Poderosas, un podcast que dedica un capítulo al caso.
El primer informe de autopsia del Servicio Médico Legal (SML), demostró que Ana no se encontraba en estado de ebriedad. Además, que tenía múltiples fracturas en las costillas (pero no dejó claro si fueron producidas al momento de la reanimación o antes), y que había presencia de espermatozoides y fluido seminal en su boca.
Seis meses más tarde, se realizó una comparación de perfiles genéticos de las muestras de tres de los hombres que prestaron declaraciones, pero menos de Matías Troncoso. Los resultados del análisis no arrojaron coincidencias.
Al momento de conocerse esta información, una ex pareja de Matías hizo pública una denuncia en su contra por violencia sicológica, física y sexual, y puso una denuncia por violencia intrafamiliar.
Otros hechos sobre la muerte de Anna Cook
Meses después, Jaime Brieba, un perito criminalístico que contactó a Kattia para ayudar a aclarar el caso, revisó los antecedentes. El experto elaboró un informe y destacó las incongruencias en el relato de Raúl, además de algunas negligencias del sistema de salud público, como que la autopsia del SML ignorara el hematoma en su cuello y que únicamente se analizara el lado izquierdo del cuerpo de Ana.
Entre los datos de las publicaciones de Instagram, se demuestra que durante la investigación, la fiscal a cargo del caso, Mitzy Henríquez, le entregó una copia de la carpeta de la causa a Raúl, pese a que solo figuraba como testigo, no como imputado.
En febrero de 2020, la misma fiscal llamó a Kattia a una reunión, argumentando que no existirían pruebas de la participación de terceros, descartando por completo la declaración del médico, y el informe que demuestra que había líquido seminal en su boca, frente al hecho de que Ana era lesbiana.
A fines de 2019, Kattia decide hacer público el caso de su hija y la abogada Lily Candia, quien lleva la causa, interpuso una querella con la finalidad de que continúe la investigación hasta encontrar al o los culpables. A casi un año de esto, aún no hay avances en el proceso judicial.