Argentina en rewind: El año del desierto

“El año del desierto” de Pedro Mairal fue editada hace exactamente una década, y vuelve a ser posible leerla de la mano del sello Emecé. Mairal decide contar la historia de la Argentina en rewind, recurso que se puede ver en la ciencia ficción de la mano de “El mundo contra el reloj” de Dick en la literatura o en “Back to the future” en el cine, desde la actualidad de la protagonista (María Neyla Valdén) en la década de los 00’s, a la llegada de los conquistadores a América.

Uno de los méritos de #EADD es la velocidad narrativa que engarza momento tras momento sin dar respiro. Cuando nos sumergimos en esa velocidad, quedan velados los defectos de la novela o sus puntos más débiles, en lo que se requiere a rigor histórico, ya que el narrativo, guste o no, cae muy pocas veces. Mairal tiene lo que podemos llamar oficio y un ritmo poco habitual en la literatura argentina contemporánea. Tiene algo del espíritu del best seller que te atrapa, no te deja ir y convierte la lectura en una adicción. Pero luego de ese subidón de adrenalina, llega el análisis.

La historia de María parte de un marco similar al del 2001 (año en el cual el presidente Fernando de la Rúa finalizó su mandato en un helicóptero, luego de una sangrienta represión que duró dos días que quedaron marcados a fuego en la historia: 19 y 20 de diciembre) y la crisis constante en la que vive el país se ve reflejada por un fenómeno llamado “la intemperie”, que avanza y todo a su paso destruye. La intemperie tiene un eco a la “nada” de “La historia interminable” pero, al contrario, que en la novela de Ende, las cosas no se solucionan imaginando un nuevo mundo. La intemperie arrasa y en donde lo hace la Argentina retrocede en su línea espacio-temporal. María, huérfana de madre, queda a cargo de su padre, un adicto al televisor poco dado al diálogo y el cariño. Refugiados en un departamento de la zona de Barrio Norte, sobreviven en la ciudad como pueden. María tiene un novio llamado Alejandro al cual pierde en las manos del ejército y a quién espera, extraña y anhela a lo largo de todo ese año.

Las peripecias de María serán muchas y a todas, incluso a las más brutales, responderá como si no pudiera hacer otra cosa. En una lectura no muy profunda, uno puede pensar que María es fuerte y lo resiste todo. Pero yendo a la profundidad y al subtexto de la trama de Mairal, el saldo es más bien que María responde a su rol asignado y responde pasiva a la violencia que se filtra y se narra mediante su cuerpo e historia.

Hay que pensar entonces porque Mairal eligió a una mujer para contar #EADD y no a un hombre. Recurriendo al archivo en una entrevista que le dió a P/12 el 12 de diciembre del 2005, Mairal responde:

–¿Por qué optó por contar la historia desde la perspectiva de una mujer?

–Si hubiese sido un hombre (en el capítulo dos probablemente lo hubieran matado al insertarse en las guerras), tendría que haber sido un desertor que estuviera todo el tiempo escapándose. Desde la perspectiva de una mujer, que atraviesa la pesadilla de la historia argentina, podía contar la historia de la violencia como un telón de fondo en el que ella siente cómo repercute toda esa violencia sobre la vida privada.

No hay que recurrir a un análisis muy elevado, ni tampoco citar extensamente teoría de género, para comprender que Mairal decide que la historia la narre una mujer porque una mujer va a preferir lavar las sábanas sucias de todo un edificio, cicatrizar heridos de muerte en un hospital mientras se expone a enfermedades antes erradicas, limpiar los pisos y baños de un hotel de inmigrantes, prostituirse, carnear cerdos y trabajar a destajo en el campo; antes de enrolarse en la resistencia, tomar un arma y cambiar (violencia y fuerza física mediante) el destino asignado a su vida. No deja de ser interesante que el autor crea, al menos en el 2005 en la actualidad no me consta, que la violencia puede ser telón de fondo y utilizar el cuerpo de la mujer como vehículo y no pensar que un hombre es igual de débil o queda también a la intemperie en caso de que el sistema entero se caiga.

Puede ser que la falla más grave en la novela de Mairal sea el subtexto y como se ve reflejada María en el mismo. Ahí es cuando quizás la novela de Mairal es vieja, el machismo lo es por más que persista, y pierde el aire, la frescura y la emoción que se pueden percibir en una primera lectura.

Desmontar una novela tan ambiciosa como esta es una tarea interesante que, sin dudas, merece un espacio más grande que un comentario online. Internet abunda de reseñas, elogiosas, para con la novela de Mairal. Pero con el paso del tiempo y en perspectiva de una nueva crítica y/o lectura, sería interesante pensar porque nadie se detuvo a pensar la construcción de Maria.

Si de imaginar para llenar la intemperie se trata hoy Maria frente al desierto estaría más cerca de Imperator Furiosa que de La Cautiva.

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  • ¡Muy perspicaz el análisis de María y el machismo de Pedro! La novela tiene un gran escenario, pero fracasa con las figuras. Desde mi punto de vista, porque carece de tensión dramática. El mundo está en un proceso yin y los protagonistas también. En resumen, todo se va a la mierda, sin ninguna clase de contrapeso. ¿Dónde está el polo yang? Yo habría terminado la novela con un inicio de reversión temporal. De repente el tiempo arranca otra vez hacia adelante. El fondo se termina devorando las figuras, y es una gran lástima, porque la idea es brillante. Faltaron cinco para el peso.

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