La Patota: prepotetencia de clase
Es complejo articular un texto sobre La Patota, no porque la película sea compleja, no lo es, sino por el rol que pretende ocupar en la sociedad. Ya desde el trailer nos dejan bien en claro a los futuros espectadores que vamos a recibir una película “polémica” con una protagonista que toma decisiones “inesperadas” frente a una situación “aberrante”. Todo esto viene acompañado de una orden final: definí justicia. En general, hasta donde yo se, voy al cine para otra cosa y esa cosa no es definir la justicia. Pero en los tiempos que corren, falsamente politizados, la sensibilidad y gran parte del interés de la comunidad artística parecen encontrar su anclaje en intervenciones políticas bajo el soporte del arte.
No es nada casual entonces la elección de la remake de “La Patota” que narra la historia de una violación con sus correspondientes diferencias de clases y status sociales.¿Entonces cómo se abordan este tipo de obras? ¿En el orden de los artístico o en el orden de lo político? ¿O en ambas?. Como “La Patota” decidió que parte de su estrategia de prensa fuera la controversia política, vamos a intentar darle ese abordaje sin dejar el arte de hacer cine en el camino. Aunque sus autores se olvidaran de eso, del cine.
UNO
El primer y gran elogiado plano secuencia, con sus diálogos tan bien escritos y la destreza a la hora de filmar, sumada a la destreza a la hora de actuar, son el principio y son también el final. Una vez que la cancha política está marcada entre el padre (Martinez) y la hija (Fonzi), no hay mucho más para agregar. Ese es el momento exacto en donde nos podemos parar y nos podemos ir, para evitarnos de paso las innecesarias escenas de violación, con la garantía de que no nos vamos a perder de nada. Ni siquiera el diálogo final, una especie de duelo shakespereano en donde Mitre/Llinas nos quieren demostrar que escriben de grandes temas, nos va a traer grandes novedades o un giro dramático inesperado. Solo quizás estos diálogos nos confirman una cosa que nos permite una pregunta ¿Puede ser una brillante abogada tan tonta en cosas tan obvias?. Si, puede. ¿Y por qué puede?. Porque las clases medias/altas escolarizadas creen que su saber es total. Suelen ponerse al tanto de que no saben todo de las peores maneras.
DOS
Paulina es una destacada abogada que, por alguna razón, arriesgo sin dudar aburrimiento, decide emprender una batalla política contra el sistema. Hasta donde sabemos estas ideas de Paulina son hijas de la teoría (siendo generosos) ya que, de su personaje se desprende que de la práctica política no sabe absolutamente nada y la política es algo que no solo se soporta en la teoría, se debe vivir si o si (experiencias sindicales, estudiantiles o de base) para poder ejercer el derecho a practicarla. La brutalidad de Paulina sobre la manera de ejercer política en el plano educativo/territorial es tan obvia que cuesta creer semejante punto ciego en la construcción de un personaje. Pero eso es lo que suele pasar cuando una persona que pertenece a la clase dominante decide hacer justicia sin pensar en primero, y antes que nada, desclasarse y quitarse todos sus privilegios. En otras palabras, Paulina no decide proletarizarse, decide ir por la concepción cristiana de la política, tan arraigada en nuestro país.
Paulina, rubia y de ojos celestes, baja hacia los pobres para hacerles un favor que, cabe aclarar, no le pidieron. Paulina, tan bruta ella, les va a dar herramientas absolutamente inútiles en el medio del monte. Paulina podría haber dado clases en Palermo o sencillamente enseñar de manera gratuita en la universidad pública o defender a mujeres que no pueden pagarse una defensa digna. Pero a Paulina no se le ocurre nada de esto porque sencillamente opera desde la prepotencia que le da su clase social. Dicho de manera breve: mi capricho es ley.
Como buena hija de quienes mandan, emprende sus clases de esa manera y le va mal. Si la película hubiese estado preocupada en algún momento realmente por todos los temas sociales que dice abordar, hubiera arriesgado la construcción de un personaje mucho más sólido, pero la realidad es que a nadie le interesa. De la misma manera que a Paulina no le interesa conocer la lengua madre de sus estudiantes y marca la prepotencia desde el castellano. Lo más extraño es que la solución a todo esto era simple. Con un libro de Paulo Freire alcanzaba.
TRES
Sin dar rodeos, el gran tema de “La Patota” es la violación y que decide hacer el personaje interpretado por Fonzi con eso que le pasó. Sin vueltas, lo que decide Fonzi es no hacer casi nada y, lo poco que hace, lo hace mal.
A Fonzi la viola una patota, que no es una patota, ese es otro tema, en el medio de la noche en un edificio abandonado. Mitre decide mostrarnos las escenas de la violación y debo decir, con profunda tristeza, que el único propósito de mostrarnos todo es la controversia. No existe manera artística de justificar ver la violación de Paulina. La escena funciona en otro plano y ese plano es la manipulación directa del espectador y como se va a sentir frente a eso. Entonces el mecanismo es hablar de cómo nos sentimos frente a un hecho tan controversial y sus consecuencias y, de paso, no hablamos de la película; astuto de eso, no cabe duda. Si fuéramos a hablar de la película, no hablaríamos de nada, porque es una película menor.
La primera vez que la vi, me sentí mal en todos los planos posibles. Me sentí mal físicamente, me sentí mal emocionalmente, me sentí mal éticamente y me sentí cargada de violencia y profundamente dolida. No solo porque exponen el mayor terror al cual nos enfrentamos las mujeres para toda la vida, sino porque, otra vez, tengo que ver como uno de mis miedos más primarios y más íntimos es narrado por un hombre y escrito por otro. Seguramente, digo esto sin creerme relevante, esto va a molestar. Pero no tienen derecho.
La segunda vez que la ví, ya limpia de cualquier impacto emocional, no sentí absolutamente nada y eso fue y es muy interesante.No sentí nada porque no pasa nada. La escena no es tan cruda, no es “Irreversible” ni “Escupiré Sobre Tu Tumba”, es más bien desagradable y secundariamente innecesaria. La falla está en otro lado más importante y está en el cine.
Lo que falla en La Patota es que dieron violación pero no tuvieron el valor de dar venganza.
CUATRO
La Patota se suscribe a un género bastardo el de violación y venganza, pero decide torcer el rumbo en nombre de la política, el género, el feminismo, las clases sociales, el sistema, el capitalismo, etc, etc, etc. O sea decide ser una película que ante la violencia pone la otra mejilla. Un modo católico y reaccionario, disfrazado de las injusticias del sistema que dice Paulina querer atacar, sin preguntarse que no solo no puede, tampoco sabe, y menos debe.
Pero si bien Mitre decide que no sea la venganza el rumbo que tome Paulina no duda en darle a un personaje secundario (Vivi, la novia de Ciro el principal violador de Paulina) el sabor por la venganza. Vivi que es pobre, morocha, puta y madre soltera; si habla a favor de la venganza y es más lamenta no haber podido ejercerla.
Paulina rubia, de ojos celestes, universitaria y blanca….piensa: “¿Y por qué la pobre tiene sed de venganza y la rica tiene sed de justicia?”.
Porque las clases privilegiadas no están al tanto de su violencia y menos la aceptan. Ese sector dice que la barbarie se presenta en la violencia que se dan entre los pobres, que son animales que resuelven todo a los cuchillazos. Para nosotros, no voy a traficar clase social, queda la justicia de los tribunales, los fiscales y los abogados que como todos sabemos son gente dotada de una gran sensibilidad.
De ahí que Paulina se espante ante la tortura ejercida para con sus violadores y que Mitre no dude en hacernos ver eso también, la injusticia del sistema carcelario que termina funcionando como justificación para dos cosas. para que los violadores queden libres y para que todos entendamos porque hacen lo que hacen. O sea, Paulina comprende a sus violadores en nombre de las aberraciones del sistema carcelario y el capitalismo. Lo vuelvo a escribir porque es realmente increíble: yo me senté a ver una película en donde la protagonista mujer violada por varios y humillada por más; comprende a sus violadores y los deja libres.
Y como si todo esto fuera poco la película no duda en subirse al tema de moda; el feminismo, entregando una protagonista que lejos está de serlo por más que nos quieran vender el “sobre mi cuerpo decido yo” que parece justificar tantas aberraciones.
¿Qué clase de personaje pseudo feminista deja libre a sus violadores exponiendo a otras mujeres con menos recursos que ella a que les pase exactamente lo mismo anulando todo concepto de sororidad?
Una imaginada por dos hombres que jamás van a saber lo que es pasar por eso.
CINCO
Se podría escribir más sobre La Patota y su ánimo de controversia y su (supuesta) invitación a discutir estos grandes temas.
También sobrevuelan otras preguntas. ¿Por qué ir a filmarse en el medio de la pobre del litoral? ¿Las villas de capital no son tan atractivas frente al lente de la cámara? ¿La metropolitana o la federal serán más piadosas? ¿El poder judicial es más noble en la capital Argentina? ¿Tal vez más educado? No lo sabemos ni lo vamos a saber nunca.
Ahora hay algo que sí me gustaría saber. Los cocktails post violación (o relación sexual con un preservativo roto vale decir) incluyen como bien se detalla en “La Patota” los famosos reactivos y demás medicamentos. Pero también incluyen una pastilla más que es obvia pero siempre, siempre, es ofrecida: la píldora anticonceptiva de emergencia, la pastilla del día después. Nadie la brinda, nadie la solicita.
¿Casualidad o punto ciego?
Me inclino más bien por decir decisión absoluta de guión y dirección.
En “La Patota” no hay controversia. Lo que hay es la construcción de una madre por la fuerza. Y esa fuerza no es la vida que se impone. Es la pija que se impone a modo de violación; no es el sueño, es la más atroz de todas nuestras pesadillas.
SEIS
Para cerrar: no creo que exista un tema que el cine no deba tratar. Lo que si creo, firmemente, es que el cine no puede tener la prepotencia o la prentensión de salir a definir la justicia o querer posicionarse como una alternativa a maneras de procesar este tipo de temas. Porque el cine no está para eso, está para entretener incluso con estos temas de por medio. El cine es industria y es entretenimiento, el cine es arte y a veces es todas esas cosas juntas.
Pero hay que tener cintura para filmar una violación y aquello que decide hacer una mujer con eso. Cabe recordar el ejemplo de Tarantino en Kill Bill y la decisión de seguir de Uma Thurman. Fonzi tambiñen decide seguir o con eso se justifica, con que no le queda otra que seguir.
La diferencia es que Tarantino uso un solo plano para darnos a entender la violación y no dudo en utilizar la venganza seguida de muerte en manos de una mujer.
Porque un verdadero artista no duda, no teme, no se acobarda frente a la violencia que decide tomar prestada de la sociedad.
Un verdadero artista la transforma y nos da aquello que no podemos ejercer en el plano de la realidad. Nuestra revancha, nuestra venganza, nuestro derecho a ejercer lo que no es negado.
Porque el arte nos hace libres. Aunque sea por dos horas.
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La Patota
Santiago Mitre 2015
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Leer tan profundo análisis sólo me recuerda que el mundo es mundo por su variabilidad.
Buena continuación!