El feminismo de Beyoncé
Según el intelectual marxista Raymond Williams, no se puede pensar la cultura sin atender su origen de clase. El término cultura, y también la denominación de lo que es y no arte, nace -bajo los parámetros que conocemos en la actualidad- post Revolución Industrial. Esto se señala porque es cuando comienza la industrialización de ambas cosas. ¿Y qué tiene que ver todo esto con la cultura pop? Todo, porque sin las bases del capitalismo, dicha cultura no existiría.
Beyoncé es, ante todo, una mujer de negocios. Como tal no tiene nada que envidiarle a Martha Stewart -excepto la cárcel- o Madonna. Lo primero que dice Beyoncé al pisar el escenario de los VMA 2014 es “welcome to my world”, como si el mundo que la separa de las mega estrellas que la miran no fuera más que las pocas cuadras, que separan su mansión de la de, por nombrar a alguien, Katy Perry. En todo caso, el mensaje de bienvenida estará dirigido al televidente que, americano o no, dudosamente sea bienvenido al mundo de Beyoncé. No tenemos chances de participar activamente del mundo de Queen B porque no pertenecemos a su clase social, dominante, que antecede, guste o no, a su feminismo.
¿Qué pasaría si le preguntáramos a Beyoncé a cuál escuela feminista adhiere? ¿Qué pasaría si le preguntáramos, sin malas intenciones solo con curiosidad, qué tipo de feminista es? ¿Es una feminista liberal que cree en las libertades civiles, el aborto, pero al mismo tiempo en el libre mercado? ¿Es una anarco-feminista? ¿Es una feminista de la corriente Queer? ¿Es una feminista desde y para el socialismo? ¿Es una feminista adherente a escuelas de derecha que solo cree en la igualdad económica? ¿Es una feminista católica de la corriente de católicas por el derecho a decidir? Estas preguntas nunca van a existir para Beyoncé, porque no hay respuesta posible. Solo alcanza con un slogan y no mucho más. Y acá es cuando se produce el bache más interesante: Beyoncé encaja perfecto para una nueva generación de feministas. No es nuevo, basta el ejemplo Lena Dunham, que tomando a Beyoncé como ejemplo ya están listas para justificar y no problematizar, sus gustos y consumos. Queda así cerrada cualquier tipo de discusión sobre la clase social de Beyoncé porque si eso se discute, cómo se debería discutir, entonces habría que discutir la propia. Y casi nadie que porte privilegios, lo admita o no, esta dispuesto a sacrificarlos. Y lo más triste: tampoco se está dispuesto a extenderlos.
¿Me preocupa que el capitalismo esté tomando al feminismo como una nueva cultura a vender? Desde ya que me preocupa, y mucho, ya que las bases del capitalismo se sostienen, en parte, por el ejercicio del machismo y del patriarcado. Sería muy inocente de mi parte esperar que de todo eso salga algo bueno. Poco me interesa si el capitalismo ya recicló el grunge, el punk o cualquier otra subcultura. Eso lo sé bien, todos los días en mi ciudad veo desfilar chicas que de repente ahora adhieren a la tachas. Que eso suceda no quiere decir que, de la manera que uno crea más acorde, se le tenga que oponer resistencia.
El feminismo es una noción radical y como tal está repleta de riesgos y el mayor, el que más asusta, es a quedarse sola. Sola en un mundo de hombres, no es fácil. Por eso lo que ofrece Beyoncé es una salida fácil. Un feminismo lavado, inocuo que contempla el ofrecimiento a los hombres porque, atención, los bailes de Beyoncé son ante todo para los hombres. Un feminismo sin riesgos, vamos a seguir luciendo bien, vamos a seguir teniendo hijos, vamos a seguir cumpliendo cada estándar de belleza que se produce desde y para el capitalismo. No vamos a dejar de ser las primeras consumidoras en la lista y ahora, al fin, lo vamos a vivir sin culpa. Porque cuando alguien nos quiera poner en crisis nuestras elecciones, incluso las de un marido sospechado de narcotráfico y de ser infiel, vamos a tener ahí a Beyoncé para que nos aquiete la mente y nos neutralice la culpa.
Mi duda igual, lo pongo como una duda ya que no puedo afirmarlo, es ¿les interesa a las mujeres realmente el feminismo de Beyoncé o les interesa su poder? ¿Por qué se critica con más crudeza a intelectuales feministas, por burguesas, que a Beyoncé? ¿Es por qué no son lo suficientemente lindas? ¿Por qué la figura de L7 o Bikini Kill no pega con la misma fuerza? ¿Es que acaso nos demandan que pensemos (mucho) más y cedamos (mucho) menos? Las mujeres al final del día ¿qué quieren? ¿ser feministas o ser una millonaria que todo lo tiene? No esta mal querer lo segundo. El único problema es que está en lucha con lo primero.
Beyoncé es feminista hasta que se cruza con las letras de las canciones de su marido.