Como una ola, Gladys nos sigue sonriendo

En 2022 se publicaron dos libros que homenajean su figura: “La ola viene de vuelta – extractos de entrevistas a Gladys Marín” editado por Alquimia Ediciones y “La sonrisa de Gladys” escrito por Richard Sandoval y editado por Planeta. Ambos textos permiten reconstruir la figura de una de las políticas más importantes de nuestro país y poder ahondar en sus luchas más personales.


La figura de Gladys Marín resuena en mi historia personal por una anécdota sencilla: vi por televisión que la ex diputada había fallecido y que su funeral sería en el ex Congreso. Yo tenía 15 años y sentí esta muerte como propia. Llamé a mi mamá por teléfono, ella aun no terminaba su jornada laboral y le pedí que saliera antes para que me acompañara a hacer la fila e ir a despedirme de Gladys. Ante el asombro de esta petición, mi mamá cedió y me pasó a buscar a la casa de mis abuelos en avenida Matta y partimos. 

Yo misma me impresioné de lo afectada que estaba, recuerdo que lloré mucho y cuando ya había sido mi turno de despedirme cerca del féretro, recuerdo que me devolví para escribir en el libro de condolencias algo así como: “ahora que podrás encontrarte con todos los desaparecidos, dile a la Vero y Sergio que nunca los dejaremos de buscar”. Porque a mis 15 años, la persecución política que había afectado a mi familia se encarnaba en la figura de Gladys Marín, en su lucha, en su coherencia y constancia, en su dolor. 

A 17 años de su muerte, en 2022 se publicaron dos libros que homenajean su figura: “La ola viene de vuelta – extractos de entrevistas a Gladys Marín” editado por Alquimia Ediciones y “La sonrisa de Gladys” escrito por Richard Sandoval y editado por Planeta. Estas obras dialogan entre sí no solo por referirse a la misma persona, sino que nos entregan una revisión por su historia de vida: a través de ella y sus entrevistas, y a partir del recuerdo de sus más cercanos. Ambos textos permiten reconstruir la figura de una de las políticas más importantes de nuestro país y así poder ahondar en sus luchas más personales, como, por ejemplo, la enfermedad que finalmente dio fin a su vida.

La visión de Gladys, totalmente adelantada a su época, llevó a que fuera tildada de extremista. Ante la pregunta sobre qué necesita Chile para ser un país desarrollado, ella no duda: “Una constitución moderna, una democracia participativa y un sistema económico que ponga en el centro de su quehacer al ser humano y de igualdad y justicia social”.  ¿No era esto –en gran parte– lo que exigimos en las calles para el estallido social en 2019? ¿Acaso Gladys pudo leer muy bien      el panorama social de nuestro país?

Esta perspectiva no hubiera sido posible sin su formación política, su militancia y, creo, sin el exilio al que se vio forzada ¿Cómo sobrellevar una vida alejada de tus amados sin tener una misión que te sostenga? El libro de Sandoval está lleno de anécdotas en los que Gladys antepone su disciplina sobre sus propias emociones: “Solamente un hola. Nada más puede salir de su boca. Ella lo sabe y está segura de poder cumplir […] Si llegase a detenerse, si llegase a caer presa del deseo de un abrazo, de sentir el calor de la piel familiar y el aroma del hombre que ama, la vida de ambos se pondría en riesgo inmediatamente”. Incluso ya de vuelta a la clandestinidad en Chile se ve forzada a seguir de lejos la vida de sus propios hijos.

Una vida personal quebrada de manera radical que truncó el desarrollo de una familia, y que al mismo tiempo, configuró las circunstancias para hacer de Gladys una figura pública perseguida y admirada. En ambos libros se rescatan las diversas muestras de afecto y respeto cuando fue diagnosticada de cáncer, enfermedad que enfrentó estoica y cerca de sus seres queridos.

Pero me quiero detener en lo que significan estos libros en el contexto que vivimos hoy en Chile, pues ambos fueron publicados antes del plebiscito de salida: “La ola viene de vuelta” contiene extractos en donde Gladys hace gala de su lucidez política en tanto proyección, visualiza un país en donde el neoliberalismo sucumbe en pos de una sociedad que nos abrace y nos dé las mismas oportunidades a todas/os por igual: “Este modelo no sirve para los seres humanos, solo para unos pocos, por eso es necesario construir una alternativa. Y será sobre la base de una sociedad democrática en todos los planos, que permita una real participación […]”. Supuestamente, habíamos alcanzado un consenso respecto a que el sistema en el que vivíamos nos coarta. Y, ¿qué nos pasó? ¿Cómo habría leído Gladys la derrota del Apruebo? ¿Se hubiera cansado de luchar? ¿Su conclusión hubiese sido que Chile es más conservador de lo que creemos?

En estos momentos, donde políticamente el camino parece incierto, estos libros son una luz de esperanza. Nuestra lucha ha sido breve y la historia de Gladys puede inspirarnos a tener una meta, un objetivo, un leitmotiv que nos impida bajar los brazos: “Se crece y se influye solo por ideas justas y una vida colectiva, digna. Pertenezco al pueblo, a los trabajadores, a todos los que luchan – solo eso es ser revolucionario. Existimos para los demás, no para nosotros mismos”.

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