No pasa solo en los videojuegos
Nunca había visto a Hola, soy Germán, hasta ayer lunes 24 de septiembre de 2018. Me ahorraré su biografía, porque creo que, por la coyuntura, quizás la mayoría sabe quién es y qué hace. Y si no, resumo (según Wikipedia): es un videoproductor de YouTube, cantante y humorista chileno. Y hoy está en el ojo de la opinión pública no por lo que hace en sí, si no por los comentarios misóginos que realizó en un vídeo de 2014, en el cual comentaba un videojuego y sobre su personaje (una mujer joven). En él se ve que Jodie (la personaje) entra a un bar de mala muerte lleno de hombres y comienza a jugar pool. Típica escena gringa media oscura, típica. Ahí la chica, mientras juega, le responde a un hombre que quiere jugar con ella que jugará sola y el hombre no le hace caso. En ese minuto, Germán se muestra “molesto” y continúa haciendo comentarios respecto a la actitud de la chica: básicamente, que busca ser violada por ir sola a un bar, vestida con minifalda. Acá le redactaron una muy buena carta abierta, donde se explica detalladamente porqué cada comentario que hizo está mal y además, tiene el link del vídeo en cuestión.
Y, bueno, al final del vídeo nos “da cátedra” de lo que nunca debemos hacer las mujeres, como por ejemplo, buscar ser violadas. Y aquí me detengo, hago una pausa, respiro y me dirijo a Germán y a todos los hombres que creen saber lo que es ser mujer, cómo nos sentimos y que justifican y/o normalizan las violaciones o abusos sexuales:
- NINGUNA de nosotras BUSCA ser violada ni abusada, por si no lo habían notado.
- Ya esta explicación parece disco rayado, pero: da lo mismo la ropa que utiliza una víctima de abuso/violación. Hasta cuándo culpan a las minifaldas, y es más, incluso si la víctima usase un pijama de polar, la culparían. Así que no es asunto de la ropa. Isadora lo manifestó de manera gráfica y clarificadora en su carta abierta, revísala nuevamente.
- Un abuso o violación JAMÁS es culpa de la víctima, sí del violador o abusador. Corta.
Pero hay otra cosa que me preocupa, y es la cantidad de seguidores(as) que tiene, la cual asciende, en YouTube, a casi 35 millones de suscriptores(as). Me imagino, o quizás estoy equivocada, que la mayoría son adolescentes, si es que no niños y niñas. Acá no vengo a jugar en el rol de moralista ni nada, pero, ¿qué pasa cuando alguien tan famoso como Germán justifica (sí, porque eso hizo) una posible violación por las decisiones tomadas por la eventual víctima? Aunque sea en un mundo virtual, creo que estas opiniones no debiesen tener cabida, y si es que, ya, somos buena onda y le damos el beneficio de la duda y de que hoy, años después de ese vídeo, cambió de parecer y no justifica eventuales violaciones, debiese al menos pedir disculpas públicas y dirigirse a su público y explicar porqué estuvo mal lo que dijo (quizás podrías comenzar con el concepto de consentimiento, Germán, el cual creo entendiste un poco cuando te molestaste porque en el juego, aunque Jodie, tu personaje, le dijo al hombre que quería jugar sola al pool, él igual se abalanzó hacia la mesa).
Hay una segunda cosa que me preocupa, y es que, lamentablemente, las violaciones y abusos (aunque no sé si en eso terminó el juego) no son inventos ni ocurren sólo en videojuegos o en cualquier otro tipo de ficción. Son pan de cada día, en Chile y en cualquier parte del mundo. Sin ir más lejos, según la PDI, el 2017 se realizaron un total de 4.290 denuncias por abuso sexual. Y de esas víctimas, 3.557 son mujeres. Y esa es la cifra que denuncia, más alarmante aún debe ser la cantidad total.
Y si bien Jodie es un personaje de ficción, día a día una cantidad enorme de mujeres de todas las edades también tenemos que “mentir, evadir o decir la verdad” (en alusión a los botones que se ve en el juego cuando el hombre le pregunta qué hace sola en ese lugar) para salvarnos. ¿Por qué tenemos que, más que todo, mentir y evadir cuando no tendríamos porqué hacerlo? pues, estimado Germán, te cuento: mientras quizás uno de tus mayores temores sea que te roben la billetera con tus cuantiosos millones o tu auto, si es que posees uno, cada vez que salgo en la noche y tengo que volver a casa -por lo general en taxi o Uber, porque no tengo auto propio-, temo. Temo porque no sé si llegaré, y no es de exagerada. Temo y le envío a mi pololo la patente del auto. Temo y a veces llamo a mi mamá por teléfono para hablar con ella y que el conductor sepa que estoy en contacto con alguien. Temo y miento cuando me preguntan el nombre y a qué me dedico. Temo y finjo que soy muy seca en ubicación geográfica, nombrando la ruta por la que deseo irme a la perfección, sin posibilidad para que me sugiera otro camino. Temo por mis amigas y familiares mujeres, y les digo que me avisen cuando lleguen a sus hogares. Sin ir más lejos, en una ocasión me abstuve de ir al cumple de una gran amiga porque, aunque soy atea y no creo en los chakras, karma ni energías, “sentí en mi corazón” que si esa noche salía, algo podría pasarme, y me puse a llorar por sentirme así.
Entonces, ¿estai cachando que todo lo que dijiste en tu vídeo pasa en la vida real, a mujeres reales, de cualquier edad, procedencia, ocupación, clase y con cualquier vestimenta? Y, claro, puedes arrepentirte de lo que dijiste, porque todxs cometemos errores -pero por algo lo dijiste también (insertar emoji pensante)-. Pero si no, sólo me quedaría hacerle un llamado a tu fandom para esté preparado para el ocaso del ídolo, porque sí, Germán, esto no es sólo ficción, tus seguidores no son sólo virtuales, y el game over también pasa en la vida real.