Lucas Santa Ana, director del Puto Inolvidable: “hoy creo que es necesario volver a tomar el megáfono”
Lucas Santa Ana es el director argentino a cargo del documental “El Puto Inolvidable: vida de Carlos Jáuregui”, una cinta que retrata la vida del activista trasandino que sentó las bases del diálogo frente a la discriminación a la comunidad homosexual en Argentina, en la década de los ochenta.
Jáuregui es una de las figuras latinoamericanas más importantes en la historia de la defensa y visibilidad de los derechos de la comunidad LGBT+ y en esta película, diferentes compañeros y testigos de su lucha y de su vida relatan ese camino. Conversamos con Lucas Santa Ana justo antes de la proyección de la película en la segunda edición de AMOR Festival. Será esta la encargada de abrir el certamen, como película inaugural, el 13 de junio a partir de las 20:30 horas, en Matucana 100.
—¿Cómo llegaste a decidir que tu primera obra documental fuera la vida de Carlos Jáuregui? ¿Qué te prendó del personaje?
En 2013, Gustavo Pecoraro, escritor y amigo de Carlos Jáurgeui e impulsor de las Jornadas Jáuregui que mantienen viva la memoria del activista me propuso hacer un cortometraje para las jornadas de ese año. Para ese entonces, yo sólo había oído escuchar el nombre de Carlos, pero no sabía realmente quién era. Investigando un poco, me di cuenta que la vida y obra de Carlos se merecía algo más que un cortometraje. También en ese momento me encontraba embargado por otras actividades y tuve que declinar la invitación. No fue hasta 2015, que durante una cena con Gustavo, y viendo que se acercaba el 20º aniversario del fallecimiento del activista, le pregunté a Pecoraro si alguien estaba realizando alguna película conmemorativa. La respuesta negativa de Gustavo fue una invitación instantánea a que la hiciéramos juntos. Afortunadamente, Gustavo me dijo que sí y ahí arrancamos.
Lo que más me llamó siempre la atención de Carlos Jáuregui fue su entrega al activismo, y cómo siendo él la primera persona visible, dio un paso al costado para dar lugar a otros activistas que empezaban a dar sus primeros pasos en la lucha. De esa forma, creo que que fue posible el nacimiento de lo que hoy se conoce como el Movimiento LGTBIQ en Argentina.
—Uno de los entrevistados dice en un momento que con la llegada de la democracia, pensó que los derechos estarían garantizados automáticamente y se dio cuenta que no. ¿Crees que esta fue una sensación general en ese momento? Pensando en que vivimos actualmente en una democracia y tanto en Argentina como Chile vemos que muchos derechos aún no son garantizados ¿ha cambio para ti la definición de ese concepto?
Varios han comentado la idea de que pensaban que la democracia garantizaría ciertos derechos que hoy creemos “normales” o “naturales”. Pero no fue sino a través de la gran lucha de activistas como Carlos Jáuregui que se han conseguido. Creo que hubo una desilusión en el aparato democrático de entonces que promovió el trabajo conjunto de distintos sectores de la comunidad LGTB para conseguir esos derechos que soñaban.
Creo que hoy, igual que antes, hay que seguir soñando utopías y trabajar en conjunto para conseguirlas. Sólo mediante el trabajo mancomunado de todos los sectores, dejando de lado las diferencias partidarias se podrán conseguir los derechos que aún nos deben.
—Otro de los entrevistados decía que una de las cosas importantes que había hecho Carlos era hacer que las minorías sexuales pasaran de verse en la sociedad de una colectividad sufriente a una discriminada. Le puso conceptos y discurso a un dolor colectivo. ¿Qué tan importante crees que es esto para las luchas de derechos civiles? ¿En la actualidad ves algo similar en Argentina?
Creo que es de gran importancia que las luchas por los derechos civiles sean de manera consciente. Carlos fue un gran visionario. No creo que hiciera ese paso de manera consciente, pero sí tenía en claro la necesidad de visibilidad de los homosexuales. A través de dicha visibilidad creía que podrían conseguirse los derechos. Esa visibilidad cobró el nombre de discriminación. Se sufría la discriminación en silencio, los activistas de entonces, tomaron el megáfono y le pusieron palabras.
Hoy creo que es necesario volver a tomar el megáfono y dar visibilidad a las nuevas necesidades del colectivo y luchar por ellas.
—En el documental se ve que mientras algunos decían que podía existir una vicepresidenta para el CHA, Jáuregui replicaba “y ¿por qué no una presidenta?”. ¿Crees que dentro de la comunidad homosexual sigue existiendo machismo?
Creo que la erradicación del machismo es una utopía. Tanto dentro como fuera del movimiento LGTB y sobre ella hay que seguir trabajando.
—¿Crees que aún es complicado que comunidades históricamente discriminadas como la LGBTI+ y las mujeres conocen la historia de los movimientos y personajes que han luchado por sus derechos? Pensando en que la historia oficial está escrita por hombres.
Durante el proceso de trabajo en el documental, cuando me cruzaba con gente más joven y le comentaba que estaba trabajando sobre la figura de Carlos Jáuregui muchos de ellos desconocían de quién se trataba. Lo mismo que me pasó a mí en 2013. Era muy desilusionante ver cómo se había perdido la memoria de un activista (y con él muchos otros que se llevó la epidemia del HIV), pero al mismo tiempo, reafirmaba mi deseo de darlo a conocer. Es necesario hacer memoria, recordar para saber de dónde venimos para reconocer dónde estamos y poder planear nuestros próximos pasos y que estos sean firmes.
De todas formas, todavía lo más complicado para filmes como este es la distribución y poder llegar a un público vasto.
—¿De qué forma invitarías a todos a conocer a Carlos Jáuregui?
Hay muchas formas de acercarnos hoy a su vida, la película “El puto inolvidable” es una de ellas. Hay un libro que editó la Legislatura de la Ciudad de Buenos Aires titulado “Acá estamos”, compilado por Gustavo Pecoraro. Se puede leer “Orgullo, una biografía política” escrito por Mabel Bellucci. Existe en Buenos Aires una estación de subterráneo que lleva su nombre (hito histórico mundial que una estación de tren lleve el nombre de un activista LGTB).
Creo que acciones como éstas hacen que las personas que han sido importante para nuestra historia tengan el lugar que se ganaron por sus acciones desinteresadas por mejorar la sociedad en que vivimos.