Megan Boyle: “quiero sentirme menos sola y quiero que la gente se sienta menos sola”

Está lloviendo y llego a un café al que solo he ido una vez, hace muchos años, cuando entrevisté a Javiera Mena y conversamos mucho rato sobre Sailor Moon y el universo. Esta es la segunda vez y veo desde lejos a Megan Boyle (1985), me está esperando.

Me paro frente a ella, nos saludamos, doblo mi abrigo entre mis piernas y me siento, como si fuera una mantita. Un señor me pregunta si quiero el café con polvos de canela o cacao. Toda esa conversación es tan rápida que Megan mira con semblante de no entender nada de lo que estamos diciendo.

—”Cacao”, por favor.
—”¿Canela?”
—”No, cacao, ja, ja, muchas gracias”.

Me giro y la veo, mirando con sus ojos verdes gigantes.

—”Hablamos muy rápido ¿verdad?”, le pregunto.
—”Ja, ja, ja, sí. ¡Muy rápido!”, responde Boyle.

Megan acaba de llegar a Santiago para presentar Cómo darle sentido a una vida sin sentido, una selección de textos de su autoría, traducidos y editados por Los Libros de la Mujer Rota.

—¿Cómo terminaste en Chile?

“Creo que en septiembre u octubre del año pasado, Claudia me escribió contándome sobre la idea de publicar un trabajo mío de no ficción. Desde hace un tiempo quería publicar una colección de ensayos y la verdad es que mi vida cambió mucho de dirección, ya no estaba concentrada en escribir, así que acepté cuando me lo preguntó. Todo lo que está escrito acá está publicado online, en alguna parte. Claudia sugirió la mayoría de las piezas. Al principio propuse quizás traducir mi primer libro, pero eso no tenía sentido, porque ya estaba traducido ja, ja, ja”, explica.

Boyle se refiere a Antología de entradas inéditas del blog de un empleado mexicano de Panda Express, publicado por Muumuu en el 2011 y traducido al español por Dakota, dos años más tarde.

Ya estamos con @meganassboyle ???????? Y su “cómo darle sentido a una vida que no tiene sentido” ???????? Nos vemos el jueves en el lanzamiento ????????

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Para esta escritora, la columna vertebral de este nuevo trabajo es quizás sólo su título. “Siempre he usado la escritura como una herramienta de reflexión. Muchas de las cosas que escribí, muchas de las cosas que he hecho en el pasado también, han sido para organizar mis pensamientos. Todo lo que aparece en el libro ha sido una herramienta que he usado para pensar”.

—A algunos les resulta con terapeutas, a otros escribiendo.

“Ja, ja, ja, exacto. De hecho, estoy tratando de ser terapeuta ahora, estoy estudiando para ello”, puntualiza. “Ahora solo escribo por placer, como hobby pero no como una carrera”.

—Hace años leí que contabas que habías dejado la escuela y que habías renunciado a tu trabajo, sólo para tener más tiempo para escribir.

“Sí, en ese tiempo creí que era posible, estaba muy emocionada. Me parecía que el mundo estaba siendo receptivo a lo que yo estaba haciendo. Y creo que calculé mal. Escribía cosas muy personales y pensaba “esto está bien, filo”, pero creo que, en realidad, algo estaba sucediéndome. Me importaba mucho más de lo que yo creía y se volvió muy difícil seguir produciendo la cantidad de cosas que debía producir para tener una carrera.

—¿Qué te hizo pensar que sería más fácil de lo que fue?

“En el fondo, creo que honestamente, no me valoraba mucho como persona. Estaba ahí y pensaba, bueno, sólo externalizo y quizás la gente encuentre valor en eso, habrá validación. Y eso es una meta vacía, pero en ese momento no lo veía así, de hecho, pensaba que yo estaba por sobre todas esas cosas”.

—Bueno, eras más joven, con menos experiencia, la validación no lo es todo en una carrera pero lo notas no sé, recién cuando tienes que ¿pagar cuentas?

“Sí, creo que fue una combinación de todo eso, totalmente”.

—Tu escritura viene y se expresa sin mayores filtros desde lo personal. ¿Te pusiste algún límite?

“Bueno, eso fue parte también de todo lo que pasó. Creo que no me dediqué a meditarlo lo suficiente, pensando en el futuro. Estaba viviendo sólo el momento y era difícil visionar otras cosas. Cuando estaba haciendo mi proyecto de live blogging pensaba, ‘ok, esto es lo que voy a hacer por el resto de mi vida. voy a bloguear toda mi vida, entera’. No sabía lo que debía esperar del mundo como respuesta a las cosas que yo escribía. Pero el problema no fue sólo sobre lo que recibía de vuelta, sino que me deprimí mucho. No podía físicamente hacerlo más. Fue muy raro”, recuerda.

—¿Cuándo dijiste “ok, voy a parar”?

“Fue en el 2013. Ahí paré, en septiembre. Es un poco dramático, traté de matarme. Después de eso, creo que tuve una evolución mucho más orgánica. Onda, “necesito reconsiderar la escritura”, no fue un momento específico, fue un proceso”.

—¿Te arrepientes de algo que escribiste?

“No, en realidad, no me arrepiento de nada de lo que escribí. Iba a decir que tal vez de “Everyone with I had sex with”, porque aunque usé nombres falsos, algunas amistades… pero la verdad tampoco me arrepiento de eso, solo deseo haber quizás haberles dicho antes de publicar. Pero nada más”.

—Arrepentirse sería extraño si, en realidad, tu escritura para ti funciona como un espejo, como una pizarra con la que te ordenas.

“Sí, creo que aún valoro mi escritura por eso. Creo que lo que escribo ahora está relacionado, pero en otra dirección. Mi reacción de ahora frente a la escritura es tomarme mi tiempo. No siento esta presión autoimpuesta de crear contenido. Trato de pensarlo todo mucho más”.

—¿Crees que estar al servicio de este tipo de escritura te rompió algo?

“No lo sentí en su momento, pero yo creo que sí. Tomaba muchas drogas en ese tiempo también, un poco me abandoné por casi todos mis veintes. Así que quizás tenía que ser así, porque no sé, por ejemplo, llegó un momento en el que ya no tenía contacto social. Mi vida se rompió con mi presencia online, llegó un momento en que no podía hacer contacto visual con la gente”.

—Mientras más tiempo pasabas en internet, ¿menos te relacionabas con la gente en la vida real?

“Sí, así era. De forma gradual me fui dando cuenta, porque -probablemente- si lo hubiese sentido en el momento, hubiese tenido una gran crisis jajajaja”.

—¿Cuándo fue que decidiste lanzarte a los brazos de internet?

“Desde que iba en el colegio tenía blogs, diarios en línea, pero eran en otro tono, escribía cuando quería y sobre cosas divertidas. Y en 2008 comencé mi blog, que fue luego mi primer libro publicado. Esa fue la primera vez que lo vi diferente, desde ese blog. Comencé a ver que quizás había algo, más que nada, porque también empecé a ver blogs de otras personas y que había una audiencia para ello. Creo que lo primero que publiqué fue “Everyone I had sex with”. Tao me preguntó si podía hacerlo y recuerdo haber pensado ‘ok, Megan, esto es. Algo cambiará después de esto’. Pensé en decirle que no, pero luego pensé que sería más emocionante hacerlo, de pronto sentí que escribir era una de las cosas por las que yo había venido al planeta Tierra, ja, ja, ja”.

—¿Qué es lo que esperabas de eso y que tanto se pareció a lo que recibiste?

“Creo que todo lo que sucedió posteriormente era muy razonable. La gente, tú sabes… siempre que una mujer habla de sexo…(hace ruidos y expresiones graciosas con la cara y las manos). Pero bueno, estaba escribiendo y la verdad es que eran mis diarios, nunca esperé que eso se levantara”.

—Internet te obliga muchas veces a tener una opinión de todo, escribir sobre todo… no puedes no estar.

“Sí, mucha presión. Tenía la presión de siempre tener algo que decir, si no había una reacción frente algo, una cosa original que decir… creo que muchas de las cosas que aparecen en este libro, muchas de las más graciosas, son parte de eso. Mi sentido del humor frente a algunas cosas es una reacción frente a eso. A mí me parece enojo a veces, como “ok, ¿quieres que diga algo? diré algo”, ja, ja, ja”.

—Y es divertido. Me hizo mucha gracia, por ejemplo, que en ‘Tengo problemas con internet’, Safari y Firefox son personas, casi. Y sí, a veces los tratamos como tal. Nos enojan, nos angustian.

“Jajajajaja, sí, es verdad. Creo que es un gran error que comete la gente, y yo también… Safari y Firefox no tienen la intención de ser malos con nosotros, o incluso la gente que me molesta, no es que ellos quieran hacerme sentir enojada, yo soy la que tiene esos sentimientos. Internet está haciendo que sea más fácil para la gente olvidar que nosotros somos los que estamos a cargo de las reacciones. En el 2014 me empecé a hastiar de internet. Terminé con mi novio, volví a la casa de mis padres y no veía a nadie. Y cuando me conectaba veía a esta comunidad crucificándose unos a otros y pensé ‘esto no está bien, la gente está actuando de una forma que nunca esperé’”.

—Es todo muy Black Mirror. Black Mirror no es el futuro…

—”¡Es ahora!”, gritamos al unísono.

—”Es aterrador”, digo.

—”Sí, ese episodio… White Bear… es totalmente eso”, dice Megan, juntando las manos, en señal de resguardo.

Megan se dio cuenta que las dos andábamos ese día con zapatos brillantes. Ella plateados, yo dorados.

—Este nuevo libro tiene diferentes estructuras y formatos. Varía el tema, varía la forma de escribirlo.

“Sí, creo que he estado inclinada a escribir en un estilo determinado, para informar a mi yo futuro. Como una guía. Siento que estoy escribiendo mi vida entera como un manual para que mi yo del pasado lo lea, si es que eso tiene sentido. Onda, diferentes temas van saliendo y creo que cada formato aparece con él. Creo que siempre he escrito un poco así”.

—Un inventario de tu vida.

”¡Exacto!”, asiente, súper entusiasta.

—Recuerdo que hace muchos años, cuando publicaste tu primer libro, un tipo con el que salí -solo una vez- lo tenía en su casa, la edición de Muumuu. Le pedí referencias de la autora y lo único que me dijo fue “esta es la mina de Tao Lin”. Y, bueno, yo quería una referencia sobre la autora y sobre su trabajo. Fue hace mucho tiempo, pero recuerdo que me molestó lo que dijo y cómo lo dijo. Yo no quería saber con quién tenía una relación, quería saber sobre una escritora. Bueno, nunca más volvimos a salir, ja, ja ja. El punto de esta historia, es que para referirse a las autoras el mundo siempre encuentra su validación a partir del nombre de otro, de un hombre. O de un hecho relacionado con él. La hermana, la novia, la alumna de.

“Sí, es verdad. Anaïs Nin, me gusta mucho,  siempre era comparada con Henry Miller. Es como si fuera inevitable que eso sucediera. Creo que es un gran error. No me gusta tener que estar permanentemente relacionada con Tao, aunque lo estoy, pero no las cosas que escribo”.

—Es que todos estamos relacionadas con alguien, pero ¿para validar un trabajo?

“Exacto. Y eso es algo que me sorprendió, no me lo esperaba tanto, cuando empecé a escribir. De verdad existe una forma en la que la gente te constela. Y eso te hace pensar ¿de verdad no soy tan original?. Entiendo que por mi estilo de escritura, a las personas se les viniera una categoría definida a la cabeza, pero, no sé… creo que es sexista y que la gente no se da cuenta. Creo que se vamos de salida con esas cosas eso sí, eso espero. Debe de ser así”.

—El Alt Lit es un género súper cercano a los tipos de vida que tenemos, cómo hablamos, dónde vamos, cosas que hacemos, reacciones… Es fácil identificarse, entender. Recuerdo haber leído años atrás cómo lo tradicional se resistía a validar todo este movimiento como literatura.

“Sí. Creo que siempre existe una resistencia a los cambios. Pero creo que una parte de aquella resistencia tenía buenas intenciones, porque no puedes solo llegar y decir esto es literatura, o sea sí, pero no es algo duradero. Así que sean cuales sean las estructuras nuevas frente a las cuales la gente está reaccionando, no creo que serán permanentes. La gente siempre ha escrito desde su corazón, desde lo confesional y como outsiders. Creo que eso se mantendrá pero quizás ya no usemos internet, quién sabe. Habrá otra forma”.

—¿Los libros van a existir para siempre?

“¿Quizás estemos más cómodos con nosotros mismos y no tendremos que escribir?”, responde Megan.

—”Ja, ja, ja, ja. No lo sé. Es que si los libros dejaran de existir, no sé, es como si la música dejara de existir. Ohhhh”. Siento que tuve una revelación terrible.

—”¡Ohhh!”, grita ella.

—”Creo que este diálogo es el que uno tiene cuando está drogado y sólo estamos tomando café, Megan”.

—”Ja, ja, ja sí, un poco. Ja, ja, ja. Ahora estoy saliendo con un músico y pensamos: Es bacán escribir libros, porque la gente siempre quiere comprar libros, aunque no los lea. Pero con la música, siempre puedes escucharla, pero puedes no comprarla”, explica.

—”¡Oh! Pero Megan, eso es algo que también se reflexiona cuando uno está drogado”.

—”Ja, ja, ja, ja. Totalmente”.

—¿Crees que internet es una oportunidad para que las mujeres y otras personas que frecuentemente no pueden hacer escuchar su voz publiquen y lleguen a otros?

“Sí, totalmente. Creo que es algo muy poderoso. Arma un blog. Nada más importa, no importa de dónde vienes, cómo te veas. Nada. Así que eso es algo muy bacán de internet. No te presiones tanto, eso sí. Existe esta idea de que si no haces algo, puedes estar perdiendo una oportunidad, o no estarás asegurando tu lugar. Eso no es verdad. No importa la cantidad, sino la calidad de lo que publicas. Para lograr una buena calidad, tienes que pensar, tienes que reflexionar y conocer tus límites personales. Creo que… piensa por qué quieres ser reconocido, de qué manera quieres ser retratada”.

—¿Cómo crees que tu trabajo durante todos estos años te ha retratado?

“He pensado mucho en eso. Creo que las peores cosas que pienso de mi misma, son las mismas que el resto piensa de mí. ‘Oh, ella quiere, drogas y sexo y aaaaah’…”.

—Pero eso no tiene nada de malo.

“No son cosas que haría ahora, pero no porque creo que hayan sido malas, estoy bien con eso. Es chistoso porque ahora voy a ser sicóloga y, generalmente, la gente no tiene mucha información sobre sus sicólogos. O no está tan disponible. Pero yo creo que puedo usarla como una ventaja, para ayudar a alguien que tenga problemas similares. O sea, no voy a decirles que lean mis libros, pero si los encuentran, está bien. Siempre quise que hubiese alguien a mi lado, tener un amigo, tener cerca a este yo del pasado o yo del futuro. Quiero sentirme menos sola y quiero que la gente se sienta menos sola”.

Quizás ese sea el punto de escribir.

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