Oye, tranqui
Tranqui, no te enojes. Cálmate. Palabras que hacen perder la calma. Porque si dices algo fuerte, algo como una opinión, claramente estás alterada.
Vives en el capitalismo y el patriarcado. Eres parte del tercer mundo colonizado que vive en la constante deuda jamás saldada con la historia. Y peor. Eres mujer en el continente cuya metáfora fundacional es la violación del hombre europeo.
Pero no importa, igual te las arreglas para ser feliz y vivir tu vida. Tratas de no pensar todo el tiempo en eso, porque ya es bastante bucear por el machismo cotidiano y estructural de todos los días. Pero ese machismo tiene muchos tentáculos, y siempre encuentran la manera de alcanzarte.
Porque no es sólo vivir rodeada de una cultura que se expresa desde la radio, la televisión, el cine, la literatura -y aún sus sectores “liberados”, como las universidades, un eterno etcétera-, donde las mujeres no han superado el estigma de ser la costilla del hombre.
No es sólo caminar y ver las publicidades donde las mujeres aparecen sexualizadas, o rodeando a un hombre que, por supuesto, las posee a todas, en la trama de prácticamente la mayoría de las ficciones de la televisión latinoamericana.
No es sólo ser víctimas y también usuarias de un idioma que obliga a darle género a nuestras palabras, y ver que ahí también, en la lengua que nos hace imaginar el mundo aparecemos poco y nada cuando se trata de armar discursos que lxs engloben a todxs.
No es sólo abrir un diario y encontrarte con la noticia de que un famoso cantante relativiza la violencia a la mujer, de nuevo dando cuenta de un sentido común que te recuerda que en muchas instancias no vales más que por el deseo sexual que le puedas proveer a otro, sin importar tu propio deseo.
No es sólo convivir con el terrorífico conteo de los femicidios y las violaciones que sufren mujeres comunes y corrientes que encontraron la violencia ahí donde ellas sólo estaban viviendo sus vidas.
Es, además, toparte con el hecho de que cuando te toca discutir y decir algo con convicción y fuerza, vendrá una voz del más allá que primero se escucha bajo y luego como una batería entera descargándose en tu oído diciendo “oye, tranqui, ¿pa qué te enojai?”.
Lo curioso es que esa frase tiene el efecto contrario, y en cuanto la escuchas, pierdes toda la calma. Y la respuesta aparece en tu cabeza con la gravedad de las mayúsculas. Estoy calmada, estoy tranquila, no estoy enojada, obligada a darle un correlato emocional a tu argumento. Algo que si eres hombre biológica y culturalmente, probablemente no te toque hacer.
Porque cuando los amigos hombres hablan y discuten entre ellos siempre se escuchan, se responden, y en las redes sociales terminan invitándose a terminar de discutir sus importantes asuntos junto a una cerveza o un café. Pero las tetas y la vagina tienen el curioso efecto de agregarle histeria a la ecuación. Problemas emocionales. Ansiedades que son las que se expresan en tu discurso, sin importar cual sea este. Desde discutir por qué Sasha Grey puede ser feminista hasta reclamar en un restaurant porque no te traen tu comida. Si eres mujer, lo primero que oirás es un llamado a la calma.
Histerización y silencio. Y no es porque pase una vez, sino porque es una acumulación de violencias y discriminaciones que se suman a las dudas comunes sobre tu cuerpo, tu valor y tu aspecto. Ahora es también la duda por tu discurso. Porque claro, ¿por qué otra razón una mujer va a hablar o reclamar? Como me dijo en el siglo XXI un compañero colombiano luego de una acotación feminista en clase: “probablemente quieres llamar la atención”.
Yo, como un ignorante humano que reconoce que no puede estar al pendiente de todas las peleas que nuestra especie tiene que dar este siglo, …varias veces he preguntado “por qué X cosa es machista”.
Algunas varias veces, lo que recibo de vuelta es una explicación bastante lógica de por qué la mujer debiera tener total potestad para poder abortar. Y bien ahí.
Otras veces, recibo una explicación media difusa de por qué el lenguaje inclusivo (todos, varios, muchos, etc.) es machista, por lo que sigo preguntando para saldar mis dudas.
Pero otras varias veces, lo que recibo de vuelta es una reivindicación en altos decibeles, de quejas al patriarcado, al heteronormativismo, al cisgénero y cosas que no comprendo del todo (y creo yo, no tengo por qué saberlo todo). Y cuando pido amablemente que se me explique con más CALMA tal o cual concepto o que se me contextualice una situación, recibo un bucle de gritos que llaman a la emancipación femenina. Y yo me quedo como…”pero flaca, no te estoy logrando entender!”.
Y uta qué paja tener que pedir perdón por no entender algo a la primera, cuando ese “algo” está siendo compartido en Twitter/Facebook con un meme irónico super ácido para más remate. Es como un stand up de George Carlin sin que te hayan advertido quién es George Carlin.
Lo que pasa es que, antes de despertar (por lo menos en mi caso) un ánimo pedagógico y conciliador, lo que despiertan ese tipo de dudas es indignación. Porque aburre tener que repasar a cada rato sobre qué cosa es machista o no, como si estuviera en un manual, cuando es probable que todo lo que sea indicado como machista realmente lo sea es una cosa de poder “ver” la violencia de género nomas. Indigna porque la necesidad de “entender” las cosas para poder aceptarlas es un comportamiento que si escala lo suficiente, se convierte en la necesidad de “comprobar” una violación antes de poder denunciarla como tal en policía.
La violencia de género es un iceberg gigante que en su parte más visible tiene los femicidios, los abusos y las injusticias basadas en género, pero en su parte más oscura y menos explorada tiene los micromachismos, la duda internalizada de si acaso existe tal violencia, la sensación en el hombre de que como no “entiende” la violencia de género, no es válida, y la relativización del patriarcado y la heteronorma como si fueran ideas nuevas a las que aún les falta evidencia suficiente.
Pero puta sipos, la violencia de género existe en todo eso, el ponerlo en duda es sólo señal de tu propio privilegio. El hombre heterosexual tiene el privilegio histórico, y está tan ensimismado en el mismo, que se puede dar el lujo de poner en duda la desventaja del resto. Pero a veces si nos toca pedir perdón por no entender algo a la primera, sobretodo cuando somos parte del equipo que lleva siglos creyendo tener la razón y de repente nos entra la duda de que no, y cuando entra esa duda no deberíamos exigir que nos lo expliquen bien, o con manzanas, sino seguir el impulso y educarnos en el tema, como lo hacemos con cualquier otros temas menos relevantes. Es una wea de responsabilidad y amor propio ser la mejor persona que uno pueda en la época que le tocó vivir. Entonces, a llorar menos y a leer/conversar/compartir más 🙂
Amigo, eres seco. <3 Me quedo con tus últimas palabras: a llorar menos (y a callarse más).
Javier, yo se que eres un troll, pues te he visto en muchas páginas feministas poniendo en duda cada una de las cosas que se dicen y tratando de desviar la conversación con cualquier detalle. Pero, voy a comentar igual: que patudez y que falta de respeto pedirle a alguien que alega discriminacion, que te explique por qué, y más encima, de forma calmada. #tonepolicing le dicen, y no es mas que una forma sutil que tiene quien ostenta el privilegio de hacerte callar.
Carla, no soy un troll, puesto que me registro en Disqus con mi cuenta de Twitter porque me gusta opinar con mi nombre, no como “anónimo” (esa sí sería de trolls).
Y estás justamente entrando en el bucle infinito que yo estoy diciendo en mi post original. El Leonardo allá abajo lo explica bastante bien y se le agradece. Hasta ahí llega mi participación y entendí mejor luego de su explicación en su momento. Tú? El bucle. Nada más.
Cuéntame más
No.
El Leo ya contó todo.
Ya me dijiste, Leo lo contó todo de forma más clara, calmada y objetiva. En cambio mi argumento ni lo leíste. Te cacho perfecto, eres un machista pasivo agresivo, que va por todas las paginas feministas buscando cómo hacer polémica… Éxito con tu problema.
Cachai que estai tomando esa actitud cerrada y tozuda de la que hablo en mi post original? Creando una para-discusión en torno a lo que originalmente iba la columna de la Romina, paja la cuestión.
Gracias por los buenos deseos, igualmente te vaya bonito este 18 y en tu vida.