Tragedia, farsa y comedia: Ottavis y Xipolitakis

Lo primero que le dijo Mirtha Legrand al diputado José Ottavis, invitado a su mesaza del pasado domingo,  es que no iba a preguntarle nada que lo hiciera sentir mal.  La popular animadora aportó entonces al nuevo Ottavis que se muestra como una víctima, que finalmente sale del closet y habla. Si las acciones de Ottavis nos suenan a conocidas es porque son calcadas de todas las mujeres que finalmente, hartas y asustadas, denuncian y hablan. El acto de hablar para una mujer significa exponerse, en primer lugar y ante todo, al escarnio público. Implica también tolerar que gran parte de la sociedad se dedique a revisar su vida privada, su pasado, su conducta sexual y cada una de sus elecciones. Si alguna vez consumió drogas, si se emborrachó en una fiesta, si tuvo un affair. Todo eso será expuesto. En caso de que nada de eso funcione queda el clásico de clásicos: está loca. Nada de eso le sucedió a Ottavis, más bien todo lo contrario, a Ottavis lo cuidaron.

A Ottavis tampoco le han cuestionado que expusiera a su hijo, o que dijera públicamente que lo hizo por él. Eso le afirmó al periodista Luis Novaresio, que también se ocupó de cuidarlo, y llevar a Ottavis a lugares sensibles en donde podía lucirse como un padre abnegado, hablar de como era de chiquito, contar su infancia difícil y mostrar una imagen de un ser frágil que emprende una nueva vida. En el medio, cuenta que cuando se casó, lo hizo con alguien que no conocía, es más que no lo hizo enamorado. Pero no se queda en eso, confiesa sin tapujos que mintió mucho, fue manipulador y psicópata, infiel y recuperado del whisky. Ottavis admite publicamente todo esto porque tiene conciencia plena de que (casi) nadie le va a reclamar nada y que el linchamiento no le corresponde porque no es mujer. Lo que también debe saber Ottavis que el poder fue lo que lo ha mantenido a flote todos estos años y que ese poder cada vez se debilita más. Y más.

Estas semanas Ottavis se mostro junto a la vedette Victoria Xipolitakis. La gente hizo lo que hace la gente en twitter: memes divertidos de los cuales nos reímos todos. La diferencia de altura entre la vedette y el diputado, fue motivo de chiste y lo es al día de hoy. Ellos no quieren ser juzgados, su amor es real y sus planes de casamiento son serios. Como los planes de tener a un hijo más para agrandar la familia. El periodismo del espectáculo los ve muy enamorados y algunos celebran la pareja al grito de “¡Vicky!”. Como si fuera una militante de la JP, trastocada por la farsa en la que desbarrancó el modelo kirchnerista, ella también hace su gracia. Padrazo, amor, divino, mi vida, cosita. Hasta que el inconsciente la traiciona y le dice en plena mesa de Mirtha Legrand que es feo. La verdad siempre, siempre, se abre paso.

En el medio quedan las denuncias de la ex mujer del diputado Ottavis, Laura Elías. Ottavis expuso que Elías tuvo intento de suicidio frente a su hijo y necesita tratamiento psiquiátrico de manera urgente. No se canso de repetirlo. Elías responde que ahora bajo el ala de un cambio de gobierno y de descomposición del FPV y de un tajante “la cámpora no existe más”, la justicia tomaría finalmente sus denuncias, esas denuncias que viene desestimando.

Queda entonces el capítulo que realmente importa en toda esta historia: el que van a proyectar en Tribunales.

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