Caprichosa

No suelo tener empatía con el topic anorexia porque lo veo como un movimiento que antecede a un lujo y ese lujo es dejar de comer.  En este país, en este continente, dejar de comer no es un acto de rebeldía es un acto conservador. Cielo Latini dejo eso en claro cuando firmo hace ya muchos años su best seller Abzurdah la historia de una chica de “clase alta” que se obsesiona con un primer amor y luego se arroja a los brazos de lo que cree es la locura. La locura desde ya es otra cosa y se suele pagar con marginalidad y dolor. Lo que expresa Abzurdah es sin muchas vueltas la neurosis degenerativa de una persona que quiere que le den todo y desconoce una palabra vital en la vida: no.

Abzurdah finalmente llega al cine y la película no se aleja mucho del libro con una excepción: para esribir el libro se necesitaron los rejuntes de un blog y para escribir la película se requirieron los servicios de tres personas. Mi pregunta es ¿para qué?. Agua de las piedras no ha salido nunca y aunque se pongan seis manos sobre este libro no vamos a ver ni una gota derramada.  La línea dramática de Abzurdah es tosca y parece estar hecha a los tirones. El supuesto drama adolescente no es más que un capricho que va demasiado lejos y se extiende toma a toma en el cine. Parecen que pasan cosas pero en realidad no pasan nada porque el nudo del conflicto no es ni minimamente interesante. Es sencillamente una chica linda que no acepta que un chico del conurbano le dijo que no.  Podemos tirarle encima cantidad de trastornos: bulimia, anorexia nerviosa, que se provoque cortes en piernas y muslos, adicción al tabaco y al alcohol. Todo eso encima y la complejidad no aparece. Porque ser complejo y estar trastornado require de muchas más capas, más capas de las que tiene una cebolla incluso. Y en Abzurdah, encarnada por Eugenia Suarez, hay una sola y esa es la capa de la belleza. Abajo no hay nada. O si hay algo que es lo mismo que se ve en la superficie, una persona insportable, una chica bien que quiere ser distina y es igual a sus compañas, tan igual como el uniforme escolar que usan.

Ahora bien la premisa donde se mueve y se para Abzuradh es la siguiente: el amor duele. Es verdad pero no es la regla. El amor duele a veces y otras veces no. El amor sana y al amor destruye.  El amor te ordena y el amor te genera un caos. Hay de todo y a medida que uno crece madura emocionalmente. Esa madurez suele aprenderse muchas veces desde el dolor pero muchas otras veces se aprende desde el amor mutuo. Esa sentencia desde la que se para Abzurdah es manipuladora, costumbre del cine argenino que también se ve en la de “La Patota” y su “Definí justicia“,  ya que una película para teens no va a venir a definir o no si el amor duele.  Pero ese tipo de slognas son parte de la estética del mercado del #YA que tiene productos de buena calidad (Anna and the french kiss o Eleanor & Park) y de pésima calidad. Este es uno. Y en todo caso lo que duele es sentarse a verlo.

Otra cosa dolorosa son las actuaciones. Las criticas se desvivieron en elogios desmedidos a Suarez. Debo darles la razón, Suarez es lo mejor de la película. Pero eso no signfica que su actuación sea buena, sencillamente significa que navega entre actuaciones entre malas y afectadas. Lamothe prueba que a menos que este bien dirigido, “El Estuadiante” su mejor y más sólido trabajo, no tiene mucho que hacer. Presencia, que podría tener por su porte, no tiene y su personaje es en extremo pobre. Alejo es la contracara de Abzurdah pero al mismo tiempo no es nadie o al menos nadie se ocupo de dejarnos ver quién es. ¿Un degenerado? ¿Un inmaduro? ¿Un tarado? No sabemos.  Los padres de Abzurdah son una caricatura de la clase alta. Gloria Carrá reflota su personaje en “Las Viudas de los Jueves” en donde tampoco daba con la talla.  Spelgenbrund hace lo que puede y se le nota. No hay mucho más para decir porque no hay nada.

Apelando a la sintesís se puede decir que esto es un clásico drama de Hallmark al estilo “Flores en el Ático” y no mucho más. El cine es un mecanismo mucho más complejon y ambicioso aunque la ambición de acá no se encuentra ni en el cine ni en el arte, se encuentra en la taquilla y en eso Abzurdah si funciona. El negocio salió bien de eso no caben dudas.

De lo que si tengo dudas es de las criticas tan pero tan positivas alrededor de este intento de mainstream de calidad. Entiendo que funcione entre adolescentes pero dudo que esa adolescente que va camino al cine a ver a su ídola en la pantalla después termine en la Lugones viendo un western mexicano o haga doble función en el Gamount y se vea “El Acto en Cuestión”. Así que a esa adolescente que esta en formación no se le pide nada. ¿Pero a la critica argentina se le puede pedir algo? ¿O acaso la critica de cine más bien es un coro, o una hinchada ya que estamos en Argentina, que quiere que al cine local le vaya bien a toda costa?

Una duda, una pregunta, de la que no pretendo respuesta alguna.

Y de otra cosa tampoco tengo duda alguna: los #Ya no son todos iguales y no todos compran cualquier cosa y no todos compran lo mismo. Por la sencilla razón de que son jónves, no tarados.

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  • Dejando completamente de lado la película, he perdido todo respeto por la revista luego de haber leído que la autora de esta crítica piensa que la anorexia viene del ‘lujo’ de dejar de comer. Se nota que la persona que escribió esto jamás ha tenido un desorden alimenticio. La anorexia no es un capricho ni es un privilegio: Es una enfermedad mortal. El que la protagonista de Abzurdah sea una niña bien de clase alta no significa nada en cuanto a esta enfermedad. ¿Por qué se habla tan a la ligera sobre los desórdenes alimenticios y enfermedades mentales, si estas son tan serias como las enfermedades fisiológicas?
    Hace falta ser muy insensible para pensar así, qué decepción.

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