Fundido a negro: otro feminicidio

Sin ánimo alguno de recurrir a la auto referencia y no queriendo bajo ningún concepto expresar cansancio desmedido con ánimo de victimización digo realmente que hoy estoy cansada.  Mañana no sé pero probablemente la sensación sea la misma y a la tarea de hacer todos los días una vida – trabajo, relaciones, amistades, ocupaciones y por supuesto: feminismo – hay que agregarle también sobreponerse al cansancio. En eso estoy cuando al llegar a casa resigno  media hora de gimnasio o media hora de sentarme a tomar mate o media hora de charlar con un amigo sobre libros o media hora de pensar en mi gata recientemente fallecida o media hora de no hacer nada, simplemente mirar el techo y no hacer nada.  Pensar en nada como dice una canción.  Resigno mi nada y me pongo a armar esta entrada porque creo que tenemos un compromiso, que muchas veces se ve ninguneado y pisoteado pero no interesa, con cada una de las lectoras de Es Mi Fiesta y también, no menor, con nosotras mismas.

Si para algo sirve escribir rápido es para esto. para la urgencia quen demanda la creciente ola de feminicidios en este país que vive jactándose de sus políticas progresistas. Y ya escribí sobre eso mismo en el post Hermanas y lamentablemente no le veo sentido a volver a escribir lo mismo buscando otras palabras.  El lenguaje puede ser mi distrito y considero que es parte de la lucha por el poder, pero estoy/estamos encontrando nuestro límite en el mismo.

En Argentina la cultura de la violación no es algo nuevo. Se imprime en todos lados, en lo laboral, en lo personal, en la manera de hacer política. La clásica obsesión del argentino por el culo se eleva por la tristemente célebre frase “te rompieron el culo” o su variante “te rompo el culo” y también tenemos a su hermana “le re cabió” o  su prima”la tenes adentro”. Todo eso no hace más que expresar un país que es falsamente abierto al sexo y sigue manteniendo mucho tabú en el orden de lo privado entre personas y no duda en penalizar conductas que considera abiertamente desviadas y sodomitas. A una mujer no le puede gustar por el culo pero todos te piden el culo. Esa es la esquizofrenia heterosexual argentina. Excuse my french.

En el medio de este campo minado intentamos convivir y armar relaciones pero a veces sencillamente se tiende a pensar que no se puede. El feminismo local no logra articular una respuesta organizada que ponga un pie en la calle en la lucha por los derechos civiles y el cese de violencia contra la población femenina. No lo logra porque no marca (marcamos) agenda y los espacios de izquierda y centro izquierda no se caracterizan por llevar adelante el feminismo como consigna porque, y de esto no cabe duda alguna, son tan permeables a la sociedad patriarcal y a las prácticas políticas machistas como el resto de los partidos tradicionales. No alcanza con pronunciarse a favor del aborto o con hablar de las “mujeres trabajadoras” o participar una vez al año de Encuentro Nacional de la Mujer (que aclaramos es un encuentro nacional de mujeres, no de feministas y no, no es lo mismo) porque al ritmo de que crecen los cadáveres, crece la oferta de prostitución, las llamadas a líneas de ayuda a la mujer y las denuncias por maltrato.

La situación es grave y lo más grave es que se normalizó la crueldad a tal punto que esa manera de relacionarse con el mundo es la que parece imperar en las redes sociales. Hay que ser cruel. Si sos cruel, sos vivo, sos piola y te la re bancas. Si a eso le sumamos el cinismo y cierta tendencia al ser canchero que se expresa en las costumbres locales lo único que tenemos es una bomba de tiempo que explota primero en las poblaciones más débiles. Vamos a ver que te pasa cuando te vayan a golpear la puerta a vos.

Todo esto es sobre Daiana García que es otra mujer que viene a integrar la nefasta lista de mujeres asesinadas solo por ser mujeres en Argentina.

A continuación capturas de pantalla con comentarios sobre Daiana.

Comentarios en twitter sobre la vestimenta de Daiana García

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Puedo seguir toda la noche y todo el día de mañana y de pasado también.  Puedo pedirle a alguien que me preste su celular y filmar conductas masculinas en la calle. Silbidos, conversaciones no solicitadas, guarradas a viva voz en el medio de la calle a plena luz del día, taxis que te hacen luces, hombres que te miran lascivamente el culo y las tetas.  Puedo poner los mails, twits, comentarios que recibo. Gorda, puta, feminazi, lesbiana, talibana, mal cogida, pelotuda, forra. inútil, tortillera y así.

Se me puede ir la vida en pelear contra la miseria y la falta de modernidad de la gente y su negativa a vincularse más con la muerte que con la vida, con el displacer que con el placer, con el odio que con el amor.

Saco tiempo, energía y fuerzas de lugares que ya ni sé como se llaman. Mi agotamiento es masivo porque no es solo mío y en eso me respaldo, en el ya basta que crece entre mis pares, mis amigas, mis hermanas, mis conocidas.

El jueves hay una marcha por Daiana, contra los feminicidios, para decir basta. Es a las 19 horas en el Obelisco. No guardo grandes esperanzas y tampoco creo que yo desde este lugar tenga poder alguno para lograr una convocatoria que alerte al gobierno de turno, que no ha hecho más que traicionar a las mujeres dicho sea de paso, que algo tiene que hacer. Aunque no quiera, solo porque lo obligamos.

No sé si ese día será el jueves.

Lo único que yo se es que cada vez esta más cerca.

Me gustaría cerrar todo esto dejando algo bien en claro.

El feminismo es una invitación a vivir mejor. A vivir mejor en la calle, en la casa y en la cama.

Ya no debería ser declinada.

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