Mini especial de otra era: Javiera Mena y el control absoluto
Otra Era es un disco de cambios. Musicalmente es más abierto y hay otra lógica de producción, pero Javiera Mena sigue siendo la misma. Todo lo que se materializó en su último trabajo es parte de las pistas que venía dando desde Mena (2010): conceptos que siguen en sus letras, como la verdad, el deseo de hacer bailar con letras simples pero acompañadas de una composición de primera factura. Lo que están oyendo hoy a través de sus audífonos, es la misma Javiera de siempre, pero aún más decidida. En entrevistas de meses anteriores, decía estar más ordenada, más tranquila. Hacía deporte, tomaba poco o nada. Estaba queriendo agarrar en serio su carrera: estar cada vez más lúcida para conseguir el control absoluto. Y vaya que resultó.
Ninguno de estos cambios son algo desconocido. La esencia de Javiera Mena es la misma desde las maquetas de Esquemas Juveniles y Prissa (ex Televisa). Se habla de ciencia, de amor en diferentes formas: desde el tener, de la ausencia y desde el deseo de concretarlo. Cada disco parece ser el ensayo y error del siguiente, eso sí, cada uno con piezas que se defienden por sí mismas.
Musicalmente, además, siempre ha reconocido la música popular de la que muchos han renegado en años anteriores, esa que sonaba en la radio cuando éramos niños, mientras las madres y abuelas cocinaban, como Juan Gabriel, Daniela Romo y Azúcar Moreno, entre muchos otros. De ahí el cover de ‘Yo No Te Pido La Luna’ y el guiño-homenaje en su último disco a Patricia Manterola, en ‘Esa Fuerza’.
https://www.youtube.com/watch?v=ri0lvYRNRKI
¿Por qué el pop de Javiera Mena es capaz de diferenciarse de otros trabajos dentro del mismo estilo? Si es así ¿es posible que siga existiendo esa diferencia ahora que se ha abierto completamente al mainstream? Por supuesto que sí. En primer lugar, las letras. Cada letra es una historia. Hecha de forma simple, sí, bailable, rítmica, pegajosa, pero que es mucho más que un par de palabras inconexas listas para formar una rima. Eso, es fundamental para brillar dentro de la fauna del pop comercial. Sigue diferenciándose, a pesar de usar auto tune y de tener canciones como ‘Los Olores de tu Alma’ que suena a ratos a un hit ultra bailable de Sonia y Selena.
Otro cambio ha sido su formato en vivo. Cada vez más atrayente, más entretenido, más sólido. Lo que muchas veces criticamos fue que esas canciones impecables se veían empañadas por una capacidad vocal limitada. “Todos pueden cantar, no importa si son desafinados. Lo que importa es el sentimiento”, dijo en su última presentación en Club Chocolate. A pesar de eso, Javiera mejoró infinitamente la voz y es capaz de sostener su show con un tono perfecto, de principio a fin.
Entonces, tenemos una voz sólida, que entona himnos modernos y con un show pensado netamente para festivales y discotecas grandes. En primer lugar, es una presentación que ella puede hacer sola, lo que se traduce en una considerable reducción de presupuesto para viajar por festivales a lo largo del mundo y aprovechar los veranos. Además, cada canción tiene una intro capaz de manejar al público y levantarlo o bajarlo como quiera. En su show en vivo existen grandes momentos en los que crees que estás metido en un público de miles de personas, en un estadio y no, estás en un local del centro de Santiago. Javiera Mena logró ese sonido. El sonido de masa, envolvente. Un sonido gigante. De fiesta interminable.
Por lo pronto, la profesionalización absoluta de Javiera Mena es aplaudible, así como también su ambición de mejorar cada aspecto necesario para poder abrirse a un mayor público. Se nota en su sonido, en su posición arriba del escenario y la manufacturación de este disco, que es la demostración más palpable del cambio. De un cambio que la mantiene siendo ella misma.