“Eres talentosa, eres resiliente y única”: el mensaje de Bethany Cosentino para todas

Esta semana Lenny Letter publicó una columna escrita por Bethany Cosentino (Best Coast), acerca de experiencias sexistas que le ha tocado vivir a lo largo de su carrera de casi ya, diez años.

El ensayo está en inglés y es bastante interesante, es por eso que quisimos traducir algunos párrafos que consideramos esclarecedores. Eso sí, si deseas, puedes leer el texto completo en su idioma original, en la web de Lenny Letter.

“Desde los inicios de mi carrera musical aprendí: nunca leer la sección de comentarios. O mejor dicho, sólo mirar los comentarios de YouTube, Instagram, las menciones de Twitter o de un blog con un ojo que sea capaz de discernir, mientras visto mi armadura de cuerpo entero más dura. Aunque estos sean lugares en los que los fans digan cosas como “Reina, ¡eres mi animal espiritual!”, también pueden ser desenfrenados con comentarios hirientes y críticas sexistas, acerca de mi apariencia e identidad.

(…)

A veces a la gente no le gusto o desacredita mis talentos porque soy una mujer música que no se disculpa. Sé que ser criticada es parte de la vida, especialmente, de la laboral; que aunque estuviera acomodando jabones en Lush (antes lo hacía), alguien estaría diciéndome si hago o no un buen trabajo y esa crítica determinaría las condiciones de mi empleo. Una crítica puede ser constructiva. Pero con la omnipresencia de las redes sociales, parece que las mujeres no pueden hacer mucho en público sin que alguien sea misógino. ¿Por qué se ha convertido en algo aceptable como crítica establecer comentarios abusivos, vulgares o inapropiados?

Por ejemplo, recientemente leí una reseña que alababa el show de Best Coast, específicamente lo bien que sonaba la banda  y lo sexy que me veía, pero lamentaban mi falta de sonrisas. Este artículo me aproblemó y continúa haciéndolo. La crítica basada en el género de este cronista, revelaba cómo se debe comportar una mujer que él ve como sexy, en el escenario. Además, reforzaba otras ideas, como la sexualización de las mujeres. Muchas personas no vieron el sexismo que subyacía en el artículo. De hecho, en las redes sociales cuando alguien se refería a esta publicación, muchas personas me atacaron con comentarios como “Supéralo, él te dio un cumplido, deja de ser una perra llorona”.

Algunos comentarios fueron de poyo y cuestionaron cómo un artículo como este pudo llegar a ser publicado. La realidad es que fue publicado porque vivimos en un mundo en el que este tipo de cosas se considera como aceptable. Vivimos en un mundo en el que un hombre puede gritarme en el escenario “¡Bethany quiere follarte!” y se supone que no sólo debo estar ahí y aceptarlo, sino además, digerirlo como un cumplido, y añadirlo a mi feroz arsenal de sexy confianza. No sólo debo aceptarlo, también debo sonreír y sentirme emocionada de ser sexualizada por mi audiencia. Si no lo hago, eso significa que hay algo malo en mí.

El lunes 19 de enero, unas semanas después de que escribí el primer borrador de este ensayo, una compañera llamada Amber Coffman, que es parte de la banda Dirty Projectors, publicó varios tweets acerca de el acoso sexual que recibió por parte de un conocido publicista de música llamado Heathcliff Berru. Cuando vi esos tweets, sabía que tenía que hablar también, porque él también me acosó a mí. Nunca compartí mi historia públicamente, porque tenía miedo de las reacciones que podría recibir o que terminara siendo juzgada como una perra colérica. Después de leer lo que dijo Amber, decidí que era tiempo de decir algo para apoyarla. No era sólo una de sus víctimas, conocía a muchas mujeres que tenían sus propias historias con Heathcliff.

Después de apoyar públicamente a Amber, se abrieron las compuertas. Mujeres comenzaron a escribir y compartir cómo se sintieron victimizadas por las acciones de Heathcliff. A la mañana siguiente, él renunció como CEO de la compañía de relaciones públicas, la cual desde entonces ha desaparecido, prácticamente. Por mucho que me duela ver estas historias de tantas mujeres, historias que se remontan hasta diez años atrás y otras que son tan recientes como hace sólo unos meses, estoy muy contenta de que estas situaciones hayan salido a la luz y que las víctimas ahora tengan un vínculo de apoyo y puedan proporcionar fortaleza a otras que deseen dar a conocer sus historias.

Aunque un review sexista ciertamente no es lo mismo que ser acosada o atacada sexualmente en el transcurso de una década, todo es parte de lo mismo. Porque cuando alguien critica la presentación en vivo de Best Coast, porque “Bethany se ve como una perra miserable en el escenario”, se trata de un ataque de género. Actualmente, hay cuatro hombres en mi banda y nadie está hablando de si sonríen o no en el escenario o lo bien que se visten cuando tocan. Nunca hay comentarios acerca de sus cuerpos, conductas o presencia, más allá de las alabanzas a sus virtuosidades instrumentales ¿Qué carajo pasa que todo el mundo piensa que las mujeres necesitamos sonreír todo el tiempo  para probarle al mundo que estamos pasando un buen rato?

Pero hay que trazar un límite. La gente debe dejar de llamar “perras” a las mujeres cuando son fuertes y empedradas. La gente debe dejar de llamarme “puta” por apoyar públicamente a Planned Parenthood, una organización que salvó mi vida así como también la de muchos otros hombres y mujeres. La gente debe dejar de llamarme “bebé llorón” porque escribo canciones sobre rompimientos, el dolor o mis sentimientos. ¿Alguien llamó a The Beatles bebés llorones por cantar letras como “este chico te quiere de vuelta”? ¿Alguien los llamó desesperados o necesitados por cantar “por favor dime que me dejarás ser tu hombre, y por favor dime que me dejarás tomarte de la mano”?

Es evidente, a través de este ensayo, que siento muchas cosas, incluyendo confusión y enojo a raíz de cómo soy percibida como mujer en la industria musical. Sólo quiero poder existir y hacer música sin que la gente me pregunte ¿qué se siente ser una mujer en una banda? En la realidad, es una de las mejores cosas del mundo. Pero en un mal día, puede hacer que me pregunte si realmente elegí la carrera correcta.

Sé, absolutamente, que elegí la carrera correcta. Soy una mujer creativa, fuerte y directa y mi voz no será silenciada. De todas formas, lucharé con la mierda sexista y las hamburguesas que me tiren en la cara, para poder usar mi voz y decir ¡esto no está bien! y dejar que mujeres (y hombres) sepan que no tenemos que aceptar este tipo de comportamientos. Para la chica que se está sintiendo confundida en relación a su propia identidad, te dijo esto, con total confianza: eres talentosa, eres resiliente y única. No dejes que un lanza hamburguesas se permita hacerte pensar lo contrario”.

Sabemos que las críticas basadas en argumentos sexistas no es una tristeza exclusiva de la industria musical, es por eso que nos gustaría que ustedes mismas nos cuenten cuáles han sido sus experiencias en lugares de trabajo o estudio. Las invitamos a contar sus historias enviándolas a nuestro correo holaesmifiesta@gmail.com, para ser publicadas en una sección especial. Creemos que es muy importante visibilizar estas conductas, crear redes de apoyo y, de alguna forma, a través del relato de todas, podamos ayudar a aquellas que aún no se atreven a reconocer estos actos. Este es un espacio seguro para hacerlo y deseamos perpetuarlo y mejorarlo con ustedes. Las esperamos. 

 

 

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