Diario del Bafici 4: Toscana, Costa y otra de terror.
Creo que nunca me tome con tanta tranquilidad ver tan pocas películas en un BAFICI y creo que nunca sentí tanta tristeza con cada día que se termina. Es un sentimiento que se contradice con el otro pero al mismo tiempo se complementa. Lo único que puedo llegar a extrañar de no ver tanto son las horas muertas entre película y película que me permiten tomar café, leer, escribir un poco, adelantar algún trabajo o sencillamente encontrarme con alguien y ponerme al día. Pero vi todo lo que quise con gente que quise, yo incluida en soledad, así que nada mal todo esto. Nada mal.
Dani me aviso que iba a ver Le Meraviglie y no duce en sacarme una entrada para ir con él. La tenía marcada pero por motivos que no recuerdo, quizás no saber de que horarios disponía, no había sacado entrada.
Contra lo que pensé había entradas disponibles, me puse re contenta enseguida, así que con toda la felicidad del mundo me fuí a ver esta película italiana ganadora en Cannes. Salí de mi casa bien de horario, 40 minutos antes lo cual es mucho margen de tiempo de Boedo a Caballito, pero parece ser que no es prioridad de nadie arreglar el tránisto en CABA que ya debe estar entre los destinos que propone el infierno para quebrar psicologicamente a una pobre víctima. No logro entender la manía de dejar el auto estacionado en doble fila como si las calles de Capital tuvieran el ancho de una calle de tierra en el medio del campo. No logro entender como se permite, hasta donde se no esta permitido, que se descarguue mercadería en el medio de una avenida a las 5 de la tarde. No entiendo como nadie dice o hace o intenta poner un poco de orden a la salida de los colegios. En definitiva no entiendo absolutamente nada porque directamente lo padezco. Todo esto para decir que inexplicablemente llegue tarde cuando debería haber llegado temprano. Por suerte o por compasión me dejaron pasar.
En un tono similar a la fantástica La pivellina la nueval película de Alice Rohrwacher hace culto y honor a los recuerdos de su infancia, como también le rinde homenaje a las viejas formas de vida, aquellas que parecen ser los despojos del maravilloso siglo XX, para dar paso a lo que conocemos como el cruel avance. Una padre de origen alemán mezcla rasgos tan dictatoriales como libertarios en la manera que decide vivir y criar a sus hijas. El ecosistema familiar se termina de componer con su mujer y su hermana Coco, que recibe la furia sin inmutarse de los picos de enojo de Wolfangs. Apicultores de profesión, semi dueños de su tierra y creyentes de una producción libre de todo tipo de pesticidas, los Wolfangs van encontrando el fin de este modo de vida a medida que el futuro impecable avanza. Ese futuro tiene formas que enmarcan un capitalismo simpático, el turismo que todo lo arruina con los turistas, y también el capitalismo salvaje, ese que termina matando las queridas abejas de la familia a puro veneno de pesticida.
Hay un debate fuerte tan fuerte como violento en Argentina en torno a que tipo de agricultura queremos tener y bajo que precio. La palabra Monsanto parece haberse instalado sin que el gobierno haga ninguna palabra para detenerla y los daños que ejercen en el territorio parecen no alterar la década ganada. En ese sentido el avance, tal cual se ve en Le Meraviglie, solo enmascara un retroceso que se cobra vidas y territorios.
Dejando en claro que el tono de la película no es el de Erin Brokovich, una escena clava en donde el apicultor Wolfang le reclama a un vecino unidad, participación y defensa del territorio, recuerda cierta lucha por la tierra, su modo de explotación , los derechos de aquellos que la trabajan y la responsabilidad de protegerlos de parte de los gobiernos correspondientes. En el medio de esa lucha en Toscana se da otra mucho más íntima: la de una hija abanonando a su padre.
Gelsomina, primer trabajo de la joven María Alexandra Lungu, esta llegando a la adolescencia. Criada en el medio del campo, a puro trabajo codo a codo con su padre, se nota a lo lejos que es su preferida. Eso no se oculta ni se disimula jamás a lo largo de todo el film, lo cual esta bien porque es la pura verdad de los sentimientos. Pero Gelsomina esta creciendo y crecer duele tanto como aleja. Su padre se resiste severamente a esto y queda expuesto el trágico vínculo que une a las hijas mujeres con su padre. Pocas peliculas han retratado tan bien lo desgarrador que es ver para un padre que su niña ya no es más una niña y ahora es una mujer. Es ese momento nace el dolor que todas las mujeres vamos a sentir a lo largo de nuestra vida amorosa, el rechazo sin explicación alguna mediante. Ningún padre le va a decir a su hija lo intolerable que es verla rumbo a los brazos de otro, otros, hombres. Porque eso no puede ser dicho, es actuado. Wolfang transita su duelo agrediendo a Gelsomina, exigiéndole más, ignorandola luego, destratando despúes, buscandola nuevamente. Ella va a responder intentando complacerlo, gritandole su amor de hija, pero también comenzando a marcar límites en un nuevo territorio que ella también desconoce. ¿Acaso no le resuena a las mujeres esta historia repetida a lo largo de toda nuestra vida. Si…
Lejos de crucificar al padre o victimizar a la hija, en #LM lo que contemplamos es lo inexorable de la vida y su sistema que nunca se detiene, siempre avanza, no importa que suceda. Crecer es irse, separarse, también empezar a mirarse de otra manera, con otros ojos. El cruce de ambos avances (el de un mundo brindado al turismo y a una agricultura más agresiva junto a la vida a la que despierta Gelsomina) son los pivots de esta película que viene a brindarle otra nueva gran obra al aire de renovación que se merece el cine italiano.
No quiero olvidar la participación de Monica Bellucci que sigue haciendo milagros en la pantalla de cine. Ella sola es el concepto mismo de mujer, es LA mujer encarnada en una belleza que trapasa la pantalla del cine. Verla es ver diva, verla es ver cine.
A la salida Dani me dió el último tomo de la seri AFTER que nadie comprende porque leo, es más YO no comprendo porque la leo sin parar. Pero lo que más me averguenza es que no tengo pudor en decir que la leo, pero no tolero que Sebastián lea en el colectivo AFTER porque no quiero que lea las escenas de sexo. Así de simple, al final soy algo conservadora. De hecho mi mamá me lo vió y me negué a darselo y todo termino en una negociación por un libro “sobre el cerebro”.
Pero acá esta la cuarta parte de una serie que si me preguntan de que se trata no tengo idea de por donde empezar porque es la nada misma al mismo tiempo que es un todo. Como dije en mi goodreads no me entra en la cabeza como una persona se mando casi 1800 páginas en 3 libros que narran las idas y vuelta de una pareja que no carece de sentido, de razón, de todo. Por suerte ahora Anna Todd, la autora, se canso un poco y decidió finalizar su obra con 400 páginas. Gracias Anna, nos conoceremos en la feria del libro por cierto.
A la noche me metí a ver Summer of Blood.
¿Qué decir? Una buena idea tirada a la basura. A todoesto mienrtas escrbía esto apareció una carita triste 🙁 que a continuación dijo “reinicie su navegador” y se borro todo lo que había escrito sobre Summer of Blood. Me invade la duda ¿vuelvo a tipear todo otra vez? ¿realmente vuelvo a escribri de cero todo sobre algo que no me gusta? ¿o lo resumo?. Lo resumo: Summer of Blood es una buena idea que en manos de un buen director (Ruben Fleischer de Zombieland, nuestro querido Sam Raimi o el maestro Wes Craven) hubiese sido una gran película, pero en manos de unos amateurs de New Yorks es un ejercicio de cine que dudo, realmente dudo, tenga que estar en un festival.
De todas maneras sabía que tomaba ese riesgo pero me esperaba algo mejor, sobretodo porque frente al avance de lo digital se pueden hacer mejores cosas.
Next.
¿Cómo hace Pedro Costa para filmar con tanta, pero con tanta belleza, en los lugares menos esperados?. Quizás Pedro Costa no es un simple director de cine y es sencillamente un artista que encontró en el cine la manera de brindar su obra. Como si fuera Beckett los tiempos de Costa son pausados, en una línea Goodbye Dragon Inn pero con diferentes objetivos, y todo ocurre tanto fuera como dentro de campo. La narración de Costa es ante todo sensible, para entender su visión sobre esto basta citarlo:
“Ustedes, directores, que quieren hacer películas, ustedes deben trabajar en cada plano, en cada imagen, en cada parlamento de un actor, en cada sonido, deben trabajar como si estuvieran haciendo el primer plano jamás filmado, el primer sonido jamás escuchado. Eso no significa originalidad o algo por el estilo. En lo más mínimo, en verdad es exactamente lo contrario. Es una cuestión de trabajar con los sentimientos más antiguos, como lo hiciera Chaplin. Él trabajó, trabajó y trabajó, para mostrar sentimientos como si fuera la primera vez”
Esa convicción de Costa tira por tierra a quienes lo acusan de aburrido o pretencioso. El cine de Costa exige rigor, paciencia y trabajo, no es un mero ejercicio indie para ver cuanto tolera el espectador. Es una posición defintiva frente al arte, pero también frente a la necesidad de seguir yendo al cine. Películas como Cavalo Dinheiro no están concebidas para ser vistas en la pantalla de la laptop porque no aceptan ningún tipo de dispersión. Artistas como Costa tiran por tierra el razonamiento, terrible, de “¿para qué voy a ir si total me lo puedo bajar?”. Probablemente cualquier persona se pueda bajar si tiene ganas y tiempo el 70% del catálogo del BAFICI. Pero no va a tolerar ver una película de Costa más de 10 minutos en el living de su casa. Costa te obliga a salir del encierro y encerrarte para ser libre en el cine. Empuja con la fuerza del arte.
Hablando concretamete de #CD en esta nueva pelicula Costa vuelve a arriesgar con uno de los géneros más difíciles: docuficción.
#CD esta protagonizada por Ventura, nombre legendario en la filmografía de Costa, un hombre sujeto a una realidad que podemos llamar Kafkiana para seguir en la línea literaria que ronda el cine de Costa. No termina de quedar claro en dónde esta Ventura ¿un manicomio? ¿una cárcel? ¿una dependencia estatal para alojar toda la violencia?. Con la fuerza de sostener planos que parecen eternos, Costa logra momentos que se acercan al expresionismo. Como si fuera un mago de la luz y la fotografía, logra teñir los paisajes más lúgubres de una belleza impactante.
La película abre con con once planos fijos de Jacon Riis que marcan de alguna manera el tono de #CD
En defintiiva no pierdan la oportunidad de ver esto si entra en algún ciclo del MALBA o la Sala Lugones. Vale la pena, aunquen comentamos con Dani quizás la única contra de este cine es que a veces uno llega cansado al final, como si la exigencia fuera demasiada, casi física.
A la salida del cine Dani espero que llegara Sebastián a buscarme, porque es un caballero quen no me deja sola, y nos sacaron una foto. No la encontré aún pero espero que este buenisima.
Mientras merendaba tarde me puse a ojear el último libro de Zambra que salió por Eterna Cadenia. Todos me dicen que su obra buena es “lo otro” pero yo creo que nunca leí aboslutamente nada. Como de Fuguet, pero al contrario que el millonario Fuguet el autor de Bonsai algo de curiosidad me despierta.
Bueno….solo quedan dos días, DOS DÍAS POR DIOS, de festival y la tristeza me invade.
En el cine puedo soñar. Hablando de eso ayer tuve pesadillas y me levante pensando ¡que bien filmadas que estaban!
xoxo <3