Una Mujer en Villa Grimaldi
“Nadie que abra este libro podrá salir indemne”, es la primera frase del prólogo de Una Mujer En Villa Grimaldi (Pehuén, 2011), relato autobiográfico escrito por Nubia Becker Eguiluz, una de las sobrevivientes de esta casa de tortura en la época de la dictadura de Pinochet y miembro del Movimiento de Izquierda Revolucionaria (MIR).
Si tan solo después de 40 años del golpe de Estado se ha comenzado a hablar sin eufemismos sobre las atrocidades cometidas en la época, sigue siendo difícil encontrar un relato tan claro y descriptivo como el que hace Becker en este libro. Además, salda una deuda importante, que es darle voz a las detenidas, muchas de las cuales desaparecieron. A aquellas mujeres que cayeron embarazadas, a las que separaron de sus hijos y que vieron cómo eran torturados sus compañeros, de partido y de vida.
Pero su valor no radica en aquellos horribles pasajes desconocidos -o que intuimos que pudieron haber sucedido- sino que en esta breve novela se encuentra la resiliencia de todos los protagonistas frente al infierno, el horror, el miedo y la rabia. Acá se puede ver cómo a partir de la más completa deshumanización, aparecía el compañerismo entre las presas, el quiebre de aquellas que no soportaban la tortura y hablaban, además de nuevas formas de comunicación e incluso de ocio.
Un extracto de cuando la autora fue trasladada a Cuatro Álamos -otro centro de tortura- describe el sistema de organización de los cautivos como algo sorprendente, en donde se las ingeniaban hasta para montar obras de teatro. También habla sobre los niños nacidos en los centros de tortura y cómo los cuidaban, tratando de malcriarlos con la poca energía que les quedaba a las presas. A algunos los volvió a ver, por los otros, aún pregunta.
Es una historia densa condensada en 184 páginas. Muy pocas hojas llenas de descripciones tan vívidas que lo probable es llorar mientras se lee. Llorar de rabia, llorar de impotencia y también de confusión. Nadie nunca entenderá por qué en medio de tanto sufrimiento, pueden nacer relaciones y actitudes tan puras.
Tal como dijo Nuria Becker en la presentación de su libro en La Furia del Libro, realizada en el GAM en el 2011, “lo que se cuenta en este libro es una parte de lo que estaba pasando en el resto de Chile, donde se proscribía a los partidos políticos, a las organizaciones sindicales, se sacaba a los profesores de los colegios y las universidades, y se ponían miembros del ejército como rectores. Un tiempo en el que muchos sufrían y tenían que adaptarse a la nueva situación por el miedo y, mientras otros resistían, tenían que sufrir las penas a las que nos condenaban. A la muerte, el exilio y la desaparición. El libro es una manera de rescatar parte de esta historia. Es exponerla y hacerla pública. No para que la leamos con curiosidad, sino con la reflexión que significa apropiarnos de los hechos que a nosotros nos ocurrieron, porque lo que le sucedía a los protagonistas de este libro, estaba repercutiendo en los otros, en los hijos de los otros, que hasta el día de hoy sufren las consecuencias de aquello que se trató de cercenar”.
Foto: Manifestación por fuera de la Villa Grimaldi, 5 de marzo de 1988 / Archivo de Fortín Mapocho.