Niñas que dan a luz después de ser violadas ¿qué más está esperando el Estado?

Hace un par de días se conoció un nuevo caso de una menor de edad embarazada a causa de una violación, tal como Belén, el año pasado. Ahora, una niña de 13 años del sur de Chile corría peligro por no poder dar término a este horror, teniendo que cargar a un feto que además traía malformaciones y que había sido diagnosticado como inviable.

La noche del martes 4 de noviembre, esta pequeña entró en trabajo de parto -sola, sin familiares- durante 5 horas, luego de estar internada desde octubre en el Hospital Luis Tisné de la comuna de Peñalolén, en Santiago. Hoy, 5 de noviembre, luego de un par de horas de nacido, el lactante murió producto de una falla en el ventrículo izquierdo y la aorta toráxica, informó El Desconcierto. (Aunque hace algunos minutos, después de publicar este post, EMOL indica que el lactante sigue con vida).

El 27 de marzo de este año,  Michelle Bachelet firmaba un Proyecto de Ley para la creación del Ministerio de la Mujer. Ese día afirmó que “la igualdad de género debe ser transversal, avanzar en todas las políticas (…) por eso también queremos una ley de derechos sexuales y reproductivos…porque un Ministerio es un paso esencial”. Y luego de años de tener un SERNAM que validaba el bienestar de la mujer sólo en base a políticas de familia y bonos para trabajadoras de escasos recursos, muchas pensaron, al menos, este es un gesto para tener en algún momento esa básica ley de derechos reproductivos.

Al consultar la Agenda de Género del SERNAM, es posible ver muchos porcentajes de estudios, que hacen de cualquier información algo más serio y, también, que aquel camino a legislar abriendo salas cuna, paridad laboral y casas de acogida para mujeres que sufren de violencia intrafamilar, sigue construyéndose y que existe una mención, casi al final sobre los derechos reproductivos de las mujeres. El problema es que en esta agenda sólo se explica el título que recibirá cada organismo gubernamental a cargo, pero nada más allá.

Buscando algún pronunciamiento oficial del SERNAM acerca del caso de la menor de edad que hoy dio a luz a una guagua producto de una violación, entré en su sección de noticias:

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Dale y ¿qué hacemos?
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Dale y ya po ¿qué hacemos?
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La raja, pero seguimos ganando menos, me huevean en la calle y nos siguen matando nuestras parejas.
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Ehh
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¿Qué traía el desayuno?

No había nada sobre este caso.

Como la internet es bacán, encontré un link con una declaración de hoy en radio ADN, después de muchos días en que el tema estuvo en los medios y en el que -era que no- hasta Ezzati pidió que no se instrumentalizara a la pobre niña para exigir tonteras.  “Yo no voy a entrar a polemizar, creo que los parlamentarios y las parlamentarias tienen opiniones eso es indudable y lo que nosotros como gobierno estamos haciendo es una valoración y una evaluación en el marco de seriedad, para efectivamente llevar a cabo estos debates como corresponde”, dijo Claudia Pascual.

Y, dentro de la misma nota, se explica que “desde La Moneda, en tanto, aseguraron que “oportunamente se dará a conocer el itinerario para avanzar en una legislación” sobre el aborto terapéutico”. Un abrazo para todos los tíos en La Moneda, pero les contamos que ya no se hizo oportunamente. Desde el momento en que entran al gobierno y se destapan este tipo de casos, una y otra vez, ya se atrasaron. Escuchar tantas veces la palabra debate por parte de personas que en la noche llegan a su casa y le dan un beso en la cabeza a sus cabros chicos que -afortunadamente- no han sido violentados sexualmente, ya me da asco. Es como ser el único sobrio en una fiesta, aburrido de escuchar idioteces que a todo el mundo le parecen bastante coherentes.

No queremos más debate en círculos. No queremos que la iglesia opine. No queremos que el pensamiento de la derecha -moralmente conservadora y económicamente liberal- decida la vida de niñas y mujeres que crían niños producto de violaciones o que mueren por abortos clandestinos.

No queremos escuchar más debates en la televisión abierta donde ni siquiera hay mujeres conversando sobre el aborto. No queremos tener que buscar en internet cómo comprar pastillas para abortar y rogar que no nos estén dando algo que nos mate. No queremos que nos digan asesinas por decidir no tener un hijo en un momento determinado. No queremos tener que consolar y abrazar a nuestras hermanas y compañeras por sentirse asesinas. Tampoco queremos darles contención cuando sientan horror, por pensar que se van a morir. No queremos que Ezzati siga abriendo la boca para hablar del aborto y que se calle cuando se le pregunta por curas que abusan de niños y niñas.

No queremos que la infancia de más niñas se vea truncada por tener cerca a adultos enfermos. No queremos que esos adultos enfermos tengan condenas indignas, cuando las hay. No queremos que esas niñas estén en peligro de muerte cuando un adulto las viola. No queremos que esas niñas sientan que es su deber criar a un ser humano que nació producto de esa violación.

No queremos más muertas.

No queremos más conversaciones inertes que no nos llevan a ninguna parte. No queremos sentirnos más como la persona sobria en una fiesta llena de ebrios. Queremos ley de aborto sin apellidos. 

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