Ya No Hablamos #7: Hexagramas
¿Qué queda cuando ya no queda nada? La magia. Ahí es cuando la fortaleza del saber se derrumba y aparece el sentimiento que quiere saber, más allá de la lógica. Si el psicoanálisis funciona como un Oráculo, un Delorean que zigzaguea en los caminos de la memoria, puedo explorar otras opciones. Nada me lo prohíbe. Si nadie me puede contestar a donde me iré cuando deje esta vida y, tampoco nadie puede contestarme algo mucho más simple; a dónde voy cuando camino sin rumbo intentando aplacar la memoria.
¿Qué tiene de malo consultar fuerzas que me preceden, en tiempo y en grandeza, para saber a dónde vamos con todos esto? ¿Esta mal acaso recurrir a textos que hasta el día de hoy son considerados sagrados? ¿No fue Jung, alguien más audaz que nosotros, el que un día elevó la mirada y se encontró con el mensaje de miles de estrellas? ¿No recurrió acaso al trazo de los signos para entender mejor las vicisitudes de las relaciones humanas? ¿No es acaso certero que el toro que enmarca tu signo no dudó en aplastar el cangrejo que protege el mío? Y aún así entre las cáscaras de la cobertura de la carne rosada sobreviví. Fui saliendo de a poco, caminando un poco para el costado, un poco para atrás. Arrastrando en el camino los restos de lo que era mi casa, de lo que conocía como mi hogar. Y fui juntando los pedacitos, que dispersos parecían costillas rotas diseminadas en el campo de batalla donde perdí mil veces. Pero mira, tocá. Hay algo que no deja de latir.
El flirt nuestro, la fantasía de gustarnos, empezó con el horóscopo y seguro te acordas así que ni voy a preguntar. Entre el rubor de estar estar predestinados al buen sexo; verdadero, y la taxativa sentencia de que somos un match imbatible de los astros; falso, fuimos creando la ilusión de que nos guiaba algo superior. Sin creer en nada pero creyéndolo todo, decidimos que la casualidad no era casualidad: era el destino. No debería extrañarte entonces que yo, guiada por la percepción y la fuerza del corazón, dejara que el I Ching fuera mi guía antes, durante y después. Incluso ahora, a la distancia, lanzo las monedas a la fuente invisible que contiene las aguas que ahora embravecidas igual me guían al destino nuestro.
Nuestro primer Hexagrama fue el 32 Heng – La Duración. Desconfiada y asustada la miré a mi amiga Luciana, que busca en la sabiduría el más alto de los consuelos, y le dije con los ojos abiertos a creer en lo que sea, que no entendía nada. Intentando calmarme, empresa imposible como sabrás, me dijo que todo estaba bien. El Hexagrama 32 representa la unión, el viento y el trueno acompañan la estabilidad como fenómenos naturales fuertemente unidos, tan fuertemente unidos que se cuelan en las hojas de los árboles hasta derribarlos y en el centro de la tierra hasta partirla al medio. Éxito, perseverancia y no hay falla si sé a dónde tengo que ir. El viento y el trueno encarnan fenómenos en pleno movimiento pero la firmeza de nuestro vínculo es cierta. Progreso, resistencia, permanencia ¿cómo no abandonarme al dictamen? Si incluso enciende el catolicismo que anida en el centro de mi corazón y habla de matrimonio.
Esa noche me había vuelto de tu casa con las manos vacías porque relaciones más urgentes te reclamaban. Al otro día cuando te fui a ver, contenta de que fuera viernes, contenta de dormir hasta tarde, bajaste y te vi por primera vez con anteojos y una remera blanca con inscripciones japonesas que formaban una guitarra y, pensé mientras me saludabas desde el otro lado del vidrio, con el pelo más corto, “que cosa más linda”, que sos un trueno que parte la tierra, que estás re fuerte, que estoy completamente anonadada y te miré ese día con otros ojos, como si de repente me diera cuenta al mismo tiempo de dos cosas. Primero, que eras mucho más lindo de lo que yo pensaba y que, a partir de ese momento, iba a vivir atormentada porque todas las chicas se iban a dar vuelta para mirarte. Fuimos de la mano a buscar helado y orgullosa como si fuéramos realeza no dejé de lucirte, no dejé de celarte.
La primera vez que pensé que no me querías más, que no me querías nunca, fumando, fumo cuando estoy desesperada porque juego a la ruleta rusa con mi vida cuando nada hay que perder, consulté nuevamente. Luciana, la segunda persona que me vio llorar en todos estos meses, la primera sos vos y la tercera el colectivero de la línea 180 coche 24, que ya debe estar harto.
Apaciguo mis ánimos recurriendo a las sagradas escrituras. Hexagrama 1 Chi´en El Creador, el comienzo de todo. Nuevamente, oriente ilumina mis sentimientos trastornados que anidan en occidente y dictamina que todo va a estar bien. Pureza en la creatividad, en la compañía del tiempo y bajo la tutela de Dios. Otra vez: perseverancia. Ser una persona que practica el amor basándome en cuatro conceptos: bondad, justicia, fuerza y constancia. Me siento Juana de Arco, pero yo estoy viva y no he de morir, no ahora, ni ahora ni nunca. El I Ching me limpia las lágrimas, me hace una guerrera sensible y me dice que avance. La fuerza mitológica no cesa y me habla de dragones. Uno no tiene cabeza, el otro sí, pero la lleva altiva y es arrogante, el tercero vuela en el cielo y viene de visita. ¿Vos sos mi dragón? ¿Puedo cabalgar sobre tus escamas? ¿Puedo ver el cielo encaramada a tu lomo mientras te hago mimos en las orejas? ¿Puedo dormir junto a tu panza que tibia por tu fuego interior va a cuidarme de los inviernos más crudos? ¿Puede tu fuego quemar los pastizales de mi pasado que me rodean, me atormentan, me hacen tajos en las rodillas y no me dejan ver el cielo? Mi vida, desde los cielos…. ¿me dejás ser tu Atreyu?
Cerca de las 2 de la mañana, una semana después, a casi una semana de no saber de vos, experimentando por primera vez como era efectivamente, vivir la vida sin tu presencia, volví a consultar. Acurrucada en la cama, dejándome acariciar la cabeza por Luciana, que ese día dijo textualmente, mientras miraba la ventana de chat que no se encendía “le metería una piña”, le pedí volver a consultar. Hexagrama 14 Ta Yu La Posesión de lo Grande. Preparada para lo peor, ya que lo peor era lo que habitaba en mi cuerpo, me encontré con que el I Ching nuevamente me empujaba a levantarme y mientras me restregaba los ojos leí. Grandeza, prosperidad, abundancia, paciencia y nuevamente….perseverancia. El I ching me pide que me organice y que actúe en consecuencia. Pero también que espere. ¿Actúo o espero? ¡Qué ambiguos son a veces los avatares de las fuerzas ancestrales! ¡Qué difícil es hacer sin hacer nada! Freno el mal y fomento el bien, sin temor….¡ventura! Pero nada es así, todo esta mal y yo ya no puedo esperar. Leo mis líneas también favorables entre sollozos y me duermo.
Despierto al otro día con un largo mensaje tuyo, vuelve la vida a mi cuerpo y dejo de fumar, vuelvo a comer después de seis días de obligarme sólo a lo justo y el martes, vos me citás y yo voy obediente y con el vestido negro que te gusta, a buscarte. Te pregunto antes ¿me vas a dar un beso cuando llegue? y tu respuesta es sí. Íbamos a hablar, pero no hablamos o hablamos donde aparece el lenguaje más verdadero: en el sexo. Y sin subestimar ningún tipo de calentura nos entendemos. Después querés hablar pero las palabras carecen de sentido y te callo de la manera que mejor sé. Queriéndote.
Hexagrama 52 Chen La Conmoción. Este salió el día que te fui a tirar la puerta abajo, harta ya de estar escribiendo cosas sin sentido, como una poseída. Yo te digo está todo bien y agradecida estoy de este espacio. Pero las cosas como son. Tiempos agitados, catástrofe, excitación y temor. Cambié ese día y mis ojos naturalmente oscuros viraron directamente al acero. Nunca en la vida insulté tanto a alguien sin levantar la voz ni una sola vez. Segura y tranquila sentía los ejércitos de la brava China conteniendo mi furia y encausándola en lo que yo llamo justicia. No agites el temperamento de la ternura, no te metas con los océanos profundos de mi más sentido pésame, no te atrevas a confrontar con el dictamen del Olimpo. Si por mi nombre sitiaron una ciudad y bajo mi tutela se desató una guerra, no dudes que puedo volver a desatar otra y mil más también, te lo advierto no lo hagas, que yo vengo enfáticamente preparada para la batalla desde tiempos inmemoriales.
Guerrera en la paz y guerrera en las furia, me nutro de ambas cosas para que sepas que nuestro destino, incluso a la distancia sigue siendo luminoso. Hexagrama 11 T´ai La Paz, para muchos uno de los más hermosos del I Ching y también un hexagrama perfecto. Armonía, abundancia, expansión, penetración, generosidad y superación de todo obstáculo. Nada queda por decir y todo queda por agregar. Buena fortuna, éxito, perseverancia. Nada he de temer y poco me importan tus decisiones al respecto. Tus decisiones no son tan tuyas como crees.
Nada dentro de la perfección de este hexagrama depende de mí, absolutamente nada.Es el Universo que va ordenando el sentir de la relación que creamos que nos excede. Estás vos, estoy yo y por sobre nosotros esta lo que creamos. ¿Es que acaso no lo ves? La luz que se desprende de esa creación alcanzaría para nunca más pasar un caluroso verano a oscuras. Ley universal del movimiento y fluidez. Las líneas me limpian de todo defecto si sigo perseverando. Poco me importa donde se están posando tus ojos ahora. Poco importa que va a pasar mañana. ¿Lees esto? Yo sé que no. Mi escritura siempre fue menor al lado de tu poesía, pero al menos yo termino lo que empiezo. Basta nada más señalar que tengo el valor y la entereza de completar los renglones. Pero igual mejor no decir nada y no quebrar la ilusión. Silencio y duda, pero la mutación nos eleva al Hexagrama dos K´un y se abren las puertas de lo receptivo. Sí, es la memoria que imprimí a tu pesar en las acciones que llevas a cabo en tu vida, fingiendo que nada importa tanto como esto. Está bien. Dejemos las cosas así por ahora. Lo que yo no pueda ordenarte, te lo ordenará el cielo bajo la tutela de mi nombre.
¿Sabes? A veces cuando escribo a la noche tan tarde, siento que ya no tengo que preocuparme por nada más. Incluso en los peores días en los que más te extraño. Yo sé lo que dice mi corazón y sé perfectamente que pasó el día que toqué el tuyo sin dudar. Desoladora es la imagen de la cobardía ante un caudal de amor. Sólo se está acumulando el agua, la represa va a romperse. Puede que no el año que viene, ni el siguiente, seré paciente, creceré, me haré fuerte y entonces te juro que por lo más sagrado te devolveré tu corazón al lugar indicado.