Comunicar en la revuelta: Acciones gráficas creadas por mujeres y disidencias

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El 19 de febrero pasado, las paredes del Centro Cultural Gabriela Mistral amanecieron cubiertas de un color gris sin vida, — al igual que otros edificios y muros de Santiago y ciudades como Valparaíso, o Concepción—, las manifestaciones artísticas y políticas que han cubierto las paredes de las calles. 

Ese día fue evidente la censura que se ha estado suscitando contra todo tipo de expresiones como rayados, afiches, lienzos y graffitis. Muchas de ellas eran manifestación del malestar social, las injusticias, exigían dignidad, pero también, otras hablaban de unión, feminismo, resistencia y también de amor.

Sin embargo, hoy las calles han vuelto a ser intervenidas.

“El rol de las artes gráficas, desde los inicios de la revuelta, ha sido el de visibilizar las demandas y exigencias de un pueblo que no tiene mayores herramientas comunicacionales que las que le otorga el arte y la autogestión”, dice Constanza Marín, quien junto a María Paz Castillo, Gabriela Santibáñez, Thiare Muñoz y Fernanda Gutiérrez, producen la Feria KontrabandA.

Se trata de una iniciativa hermana de la Feria Contrabando, que tendrá lugar este 7 y 8 de marzo en el barrio París y Londres y que, en esta oportunidad, contó por primera vez con una convocatoria exclusiva para mujeres y disidencias.  “El trabajo de les artistas en Chile es invisible, y el de las mujeres y artistas disidentes, lo es en mayor medida”, dice Constanza.

Isonauta es una de las artistas que estarán presentes en Feria KontrabandA

Para ella, “la capacidad de saber un oficio y mostrarlo, rayar una pared, realizar un afiche o un fanzine, es comunicarse, aunque sea en la comunidad cercana y su territorio”. Es tajante en este tema, pues considera que es un perjuicio la constante exposición a la información de los medios de comunicación tradicionales. “La autoeducación va de la mano con las artes, en específico con las artes gráficas, porque enseñan a apropiarse de lo que queremos comunicar”, plantea.

Es por eso que las artes gráficas utilizan la calle como la vitrina más cercana, a modo de respuesta ante la carencia de espacios como galerías o museos y para cuestionar el orden establecido de las cosas. “Artistas, aspirantes a artistas o personas comunes, que hacen uso de los espacios públicos para comunicar: no estamos soles”, dice. 

Espacio seguro y trabajo sororo

“La primera feria fue en enero del 2016 en el parque Quinta Normal y reunimos a más de 30 artistas de diversas técnicas. Hubo charlas, arte en vivo y exposiciones, talleres abiertos, rifas. A nuestro parecer la feria fue un éxito rotundo, tanto para expositores como visitantes, quienes nos felicitaban por las redes y preguntaban cuándo se vendría la otra. Así, armamos una orgánica que cimentó las bases para dar continuidad al proyecto”, recuerda Constanza.

En ese momento, la mayor cantidad de nombres de artistas era de hombres hetero cis, lo que llevó a la producción a cambiar esa práctica. “Así como las cuotas de género son importantes para la representatividad parlamentaria, establecer espacios que propicien la presencia de artistas mujeres y disidentes, en la ciudad, el país y en nuestro gremio, es pertinente”

Esto último, debido a que existen pocos lugares, que mujeres y disidencias puedan nombrar como seguros. “No nos sentimos cómodes, se exaltan características físicas que no vienen al caso o nos encontramos con agresores, a los que se les venera como artistas o profesores y se tiene la ilusa idea de que es posible separar el arte del autor”, enfatiza. 

De esta forma Constanza, se empezó a cuestionar de forma personal y con el equipo de producción decidieron crear el lugar que más les acomodara. “Queremos generar espacios de trabajo colectivos que no establezca la competencia como valor deseable, sino más bien el compañerismo y el trabajo sororo”, declara.

Artistas, tramoyas, talleristas, todas y todes quienes forman parte del equipo de la feria se reconocen como mujer o disidencia sexual. “Ser niña, o ser diferencia, no es  motivo de vergüenza, sino de fuerza”, recalca.

Colaboración y engrudo

Desde Hambre, una editorial que cocina publicaciones de mujeres y disidencias, creada por Camila González y Daniela Josefina, cuentan que estaban en Buenos Aires cuando supieron del violento toque de queda de octubre de 2019 y, desde allá, gestionaron su primera acción gráfica. “Fue una manera urgente y espontánea de activar un espacio colaborativo de acompañamiento, y creación donde realizamos afiches que fotocopiamos”, relatan.

Una vez en Chile, se acogieron en la brigada de “Impresión y Resistencia”, en Balmaceda Arte Joven, que invitaba a participar y resistir desde la creación, impresión, gráfica y diálogo a quienes se sintieran llamades. 

El día de la primera gran marcha, sacaron a la calle las gráficas que realizaron en Buenos Aires y durante las semanas siguientes, las que surgieron en Balmaceda Arte Joven, para expresar imágenes y discursos de lo que más las han marcado estos meses. 

Para ellas, en la ciudad, por estos días es posible “identificar constante diálogo y el proceso de discursos y visualidades. Entre los afiches resultantes de las acciones gráficas urgentes hay mensajes sobre la explosión popular, fuerza feminista hasta derribar la constitución de Pinochet”

Las paredes son la imprenta del pueblo

En 2014 nació Bestiario Ediciones, un taller de encuadernación, que estará este fin de semana en la feria. Carolina Castro, su creadora, comenta que la autopublicación es su trinchera y una forma de canalizar el estrés que le ha generado el actual Chile. 

Carolina es mamá, tiene un taller y la delicadeza de las piezas que crea, conmueve. Le interesa dar visibilidad a discursos que siguen una línea clara, por sobre todo el feminismo, la autonomía económica, como en el fanzine acerca del reciclaje en la Vega; y la contemplación de la naturaleza.

“Siempre he dicho que el papel es revolución, y hoy más que nunca esta frase toma sentido porque históricamente el libro ha sido un medio rebelde, y esta rebeldía permite expresar ideas y compartir información”, dice. 

Vivió su infancia en dictadura y la censura en las calles, para ella es histórica. “Hoy estamos mucho más curtides (quienes tenemos más de 40 años) y les cabres no tienen ni una pizca de miedo, incluso con un plumón puedes hacer algo hermoso”.

A su juicio, les creadores tienen una responsabilidad enorme. “Si eres artista o creador/a y no tomas partido por esto, vales callampa”, sentencia. 


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