Hacer las cosas como niña está bien
Hace tiempo que estamos siendo espectadores de campañas de publicidad en internet que apuntan a nuestros pensamientos feministas cotidianos más recurrentes. Y no sé ustedes, pero cada vez que aparece uno pienso “malditos publicistas, los odio, porque están relacionando una marca con algo que me compete, me emociona y no puedo ser todo lo antisistemaanarcopunk que mi corazón quisiera ser”.
Hace un rato vi esta publicidad de toallas higiénicas que recoge una conversación que probablemente, muchos hemos tenido una y mil veces en la vida ¿Por qué hacer las cosas como niña se reduce a ser insulto o un sinónimo de deficiencia? Es algo que me molesta nivel odio-que-a-la-U-les-digan-madres o el y-tu-hermana.
Mi mamá me enseñó que el lenguaje crea realidades, que puede perpetuar nuestras conductas o hacer que los entornos se modifiquen (también me enseñó a escribir sacándome la hoja del cuaderno cuando había una falta de ortografía, teniendo que escribir todo de nuevo y diciendo “la letra con sangre entra”, pero ese es otro tema, un saludo mami). El punto es que aunque sea un spot publicitario, termina diciéndonos algo que es muy cierto: hacer las cosas como niñita no tiene nada de malo, porque fuimos niñitas y somos mujeres. Nos llama a comprar toallas higiénicas y también a ocupar las palabras correctas cuando se quiere calificar algo como deficiente.