Diario del Bafici #2: Stone Roses, Takashi Miike, exploitation

Voy a empezar con la verdad. Acá iba una reflexión extraordinaria sobre el párrafo que se cita a continuación. La borré. Lo  único que tengo para decir es que esta gente me emputece.

Noel Basmitte, 30 años, es parte del público fiel del Bafici. Es –así se define– hipster. El hipsterismo es una moda estética y cultural, adoptada por muchos como estilo de vida. Entre sus características figura apreciar y saber sobre cine independiente. “Somos reconocibles a simple vista: saco, morral, bigote, gafas. Pero acá nos importa la industria del cine”.

Pasando a otra cosa fui a ver Basket Case al MALBA.  El ticket fue cortado por un chico muy bonito y la película fue presentada por un chico del cual lamento no recordar el nombre, porque lejos de pasar vergüenza, hizo una performance muy graciosa, previo hablar con claridad y sentimiento del cine marginal de Henenlotter. Al cine de Exploitation lo conozco a través de gente que es devota del mismo, pero tiene muchísimo más talento que los directores condenados al Grindhouse: Tarantino y Robert Rodríguez.

A Henenlotter le gana el género exploitation por sobre el género terror, porque lo primero que se siente con sus películas es asco y lo segundo que se siente es miedo. Aunque si tengo que ser sincera, para mí el asco y el miedo son sinónimos. Ahora bien ¿por qué voy voluntariamente a ver un cine que me va a dar asco y miedo? Porque el sentimiento de empatía que tengo con los marginales que retrata Hennelotter me gana. Freaks, deformes, negados por la familia, ocultados por la misma, intento de mejorar aquello que nació mal, la lucha por no pasar vergüenza cuando un elemento desagradable rompe con el núcleo. Ahí es donde funciona el cine de Henenlotter que no será un genio, como sí lo es Carpenter, pero que maneja una visión del cine en la cual el outkast encuentra sosiego en la venganza. ¿Tiene talento Henenlotter o es simplemente un cine vulgar que nace desde el resentimiento? Qué se yo. Que me importa.

El sábado fui a ver Stones Roses: Made of Stone. Por favor, qué bomba. No se puede creer realmente, después hay que estar tolerando a los fanáticos del imitador de Scott Walker que canta en PULP. Stone Roses y fin del asunto, Inglaterra de la clase media trabajadora, sin futuro, sacó lo mejor de su música de Joy Division a Stone Roses, incluso a Oasis que me caen  100 veces mejor que los chicos inofensivos del brit pop.

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El documental de Stone Roses no sólo esta filmado de manera increíble. WARP no escatimó un centavo y puso al director de This is England, con un presupuesto más que generoso, a filmar el ascenso, la caída y el regreso de la leyenda más grande del Madchester. Sólo hay dos razones para que una banda que está a punto de tenerlo todo se separe: dinero o mujeres. En el caso de Stone Roses, fue el dinero o mejor dicho, el mal manejo del dinero de parte de un manager estafador. No estaría nada mal que los músicos argentinos tomaran el ejemplo de los Stone Roses que, al enterarse de estar siendo fuertemente boludeados por su manager, fueron a su casa y se la reventaron sin mucha vuelta, para después admitir que sí, que fueron ellos y cuál vendría a ser el problema.  Así tendríamos que encarar el edificio de SADAIC, pero no es mi intención llamar a una revuelta generalizada, no porque no la crea válida, sólo porque sé que no va a suceder.

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De todas maneras, el gran valor del documental sobre los Stone Roses es la idea de los tiempos que requiere el arte. Esos tiempos están bastante alterados por internet. El tiempo del reconocimiento de la obra de arte va por un carril, lo que tardas en actualizar tu cuenta de Twitter, va por otro. Si bien los Stones Roses fueron una banda que vivió el éxito en la juventud, también supo desperdiciarlo y perderlo. La bandas que se mantienen unidas a lo largo de la historia son las que tiene el tema del dinero cerrado siendo el caso más grande U2 y uno más chico, pero igual de trascendente, REM. Para arreglar eso hay que arreglar el ego, lo que implica algo que a todos los músicos les cuesta y mucho, incluso a los que no llevan más de 100 personas, firmar todo como banda.

Stone Roses perdió muchísimo dinero pero no perdió el ego individual. Las cosas se precipitaron, 2 millones de dólares abajo, 5 años sin actividad, nadie quiere ceder, la sangría empieza por la batería, fin de la banda. Pero el tiempo siempre pone a la historia en su lugar y las cosas finalmente caen por su propio peso. La banda que debería haber ocupado el lugar de Oasis, junta sus propias cenizas y casi 80 mil ingleses en pleno éxtasis van a verlos. ‘Waterfall’, ‘Made of Stone’, ‘Love Spreads’ y ‘Fools Gold’, permanecieron intactas, joyas más allá del paso del  tiempo, de una calidad indiscutible, con riffs inolvidables. Los Stone Roses volvieron para probar que a este mundo vinieron a hacer historia. Y con justicia tienen su propio capítulo como leyendas vivientes.

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Saltando directamente a Japón vi Shield of Straw de Miike. Como alguien me señaló en Twitter, este es un Miike contenido y es lógico pensar así si se fija en Audition o Ichi de Killer. Sin embargo, prueba que como director formal de una película de una línea narrativa simple y apuntada a lo más mainstream, también funciona. No es fácil, a Woo no le salió por sólo dar un ejemplo.

Shield of Straw, Escudo de Paja en castellano, cuenta la historia de un grupo de policías que deben trasladar a un pedófilo y asesino por el cual se ofrece recompensa, más que generosa, para matarlo. La tensión real de la película de Miike no está en la violencia de los intentos de asesinato y tampoco en la violencia del asesino de niñas, muy bien interpretado por Tatsuya Fujiwara, a quién ya vimos en Battle Royal 1 y 2, está en la ética y el significado del honor para la sociedad japonesa.

¿Está bien matar si la persona a la cual se va a asesinar es una escoria humana? ¿Es válido matar a quién mató primero? ¿Tiene que ser sólo patrimonio del gobierno decidir a quién se le da la oportunidad de vivir y a quién se lo condena a la pena de muerte? ¿Vale la pena morir en nombre del honor, los contratos sociales y el orden democrático? Cada cual va a sacar sus propias conclusiones a medida que la trama avance y varias vidas se pierdan.

A mí me soprendió verme a mí misma pensando que sí, que vale la pena mantener todo tipo de contrato social y defender el ámbito de la justicia como tal, para zanjar incluso cuestiones vinculadas a un violador en serie. Siempre pensé que mi pensamiento primero sería “maten a este hijo de puta y punto”. Resulta que no, que creo que hay cosas más importantes y que la justicia debe seguir su curso y las víctimas no deben intervenir en ese proceso. Sí deben ser contenidas, asistidas y escuchadas. Le voy a preguntar a Marina qué piensa de todo esto porque ella es abogada y obvio sabe.

En fin. Vi más cosas y todas me conformaron: Coherence, Kumiko the treasure hunter, etc. Ahora como siempre me tengo que ir corriendo al cine para ver Only Lovers Left Alive¨. Más tarde update <3

 

 

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