Los estamos mirando

Una niña de 12 años fue violada en Curicó y, producto de esta violación, está embarazada. Al tiempo que se publicaba esta noticia ayer, la Democracia Cristiana hacía entrega de un documento elaborador por Carolina Goic, senadora de ese partido, en el que se solicitó la postergación de la votación del proyecto de aborto terapéutico bajo tres causales. Votación que hubiese ocurrido ayer, si la solicitud de la DC no hubiese sido acogida por el poder Ejecutivo.

El Consejo Nacional de la DC -encargado de elaborar el informe- pidió la suspensión para corregir los principios orientadores del proyecto de aborto terapéutico porque “se funda mucho en la autonomía de la mujer”. Sí, como lees, para la Democracia Cristiana (partido que forma parte del gobierno en estos momentos) es un problema grave que exista la autonomía de las mujeres, el poder de decisión de ellas, dentro de un proyecto de ley que involucra directamente a sus cuerpos y sus vidas.

Por su parte, la Alianza pidió censurar al presidente de la Comisión de Salud de la Cámara Baja, Juan Luis Castro, por no haber permitido -supuestamente- que algunas organizaciones contrarias al aborto expusieran su visión.

Si juntamos estos dos mamarrachos, el resultado es que la votación se aplaza por quince días.

La gravedad de aplazar esta discusión radica en dos puntos. Por una parte, la Democracia Cristiana nos está diciendo que ellos sólo van a sentarse a legislar cuando se les asegure que las mujeres no sean las protagonistas de la decisión de abortar. Para ellos, la autonomía de una ciudadana, al parecer, es peligrosa. La DC no puede confiar en las mujeres. La DC piensa que somos incapaces de tomar decisiones importantes que tienen que ver solo y absolutamente con nuestros cuerpos y nuestras vidas.

Por otro lado, otro gesto político que no debiéramos dejar pasar es que el Ejecutivo se cuadró con la petición de suspender esta votación. La postura fue apoyada por el Ministro del Interior (el señor DC que está abrazando feliz a Eyzaguirre en la foto de portada) Jorge Burgos, parte del gobierno de la Nueva Mayoría, coalición que en el 2013 presentó su plan de Gobierno, en el que se incluía la legalización del aborto bajo tres causales: violación, peligro de vida de la mujer (ojalá los medios de comunicación dejen de decir madre, porque no se es madre) e inviabilidad del feto.

¿El gobierno de Michelle Bachelet quiere darnos una ley de aborto con -aún más- letras chicas?

Que se haya aplazado la discusión quince días más, que inviten a la iglesia a conversar o a los jóvenes “provida”, es lo que menos debiera importarnos ahora. Lo que nos debe importar es la dirección que el Gobierno quiere darle a este proyecto de ley. Están paralizando una votación por sentir que se le está dando protagonismo y poder de decisión a la mujer ¿Acaso no debiera ser este el espíritu de una legislación republicana y laica? Si piensan que están defendiendo la vida, mejor replantéenselo, porque no lo están haciendo. Hay niñas de doce años embarazadas en estos momentos, producto de violaciones. A ellas las están postergando. A todas nosotras.

Quería terminar esto diciendo cerremos por fuera, pero no. No cerremos nada. Abramos todo. Salgamos. Repletemos el Congreso. Repletemos las calles. Y que se escuche fuerte y claro que los estamos mirando.

 

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