Libros: La Ola de Suzy Lee

La primera vez que me encontré con un libro de Suzy Lee fue en la librería gigantesca del Fondo de Cultura Económica en la ciudad de Bogotá. El libro era “El pájaro negro”, historia contada desde la perspectiva de una niña, quien se escapa de los problemas de su casa volando arriba de un pájaro negro. Las ilustraciones, hechas en su totalidad en carboncillo, me transmitieron una expresividad que reflejaba el estado oscuro de la niña protagonista. A partir de ahí busqué otras historias de Suzy Lee, y di con “Espejo”, “Sombras” y “La Ola” (Barbara Fiore Editora).

Ya desde la tapa del libro vemos los elementos fundamentales de una historia sin palabras que podemos resumir como el encuentro entre una niña y el mar en un viaje a la playa. Es imposible no sentir una familiaridad al leer esta historia. Recuerdo perfectamente la primera vez que vi el mar y la curiosidad que sentí al observarlo. Jugué incontables veces corriendo del agua, para que no me tocara, hasta que eventualmente me alcanzaba. A mi modo de ver, todas estas memorias de infancia están sintetizadas en este libro.

En cuanto al formato, es alargado, rectangular, y la autora hace uso de este espacio para relatar los distintos momentos del encuentro entre la niña y el mar. En la hoja izquierda está el lugar de la niña, quien es acompañada la mayoría del tiempo por gaviotas, personajes hechos por ilustraciones en carboncillo, sello característico de la autora, con un trazo suelto y, a falta de un mejor adjetivo, “despreocupado”.

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En la hoja derecha, en tanto, se encuentra el mar, y sus movedizas olas ilustradas con acuarela color celeste, material ideal para dar el efecto propio del agua. Las hojas del libro sirven para dar cuenta del diálogo que se establece a medida que transcurre la historia.

En las guardas del libro, vemos a la niña corriendo emocionada, con su mamá detrás de ella. Así, en la primera parte, la niña mira curiosa el movimiento del mar, que también se encuentra replegado. Las olas, sin embargo, tratan de alcanzarla y ella, aunque asustada, logra huir y le gruñe al mar, demostrándole que no le tiene miedo. Lo observa con detención, sentada, con un grupo de gaviotas obedientes detrás de ella, hasta que intenta acercarse. Primero la punta miedosa de un pie, hasta que se entusiasma y comienza a jugar con el agua. La hermosura de la imagen está dada por la explosión de alegría que transmite, y también por la mezcla entre los dos materiales de ilustración: el carboncillo y la movediza acuarela.

El agua explota por todos lados, y tanto las gaviotas como la niña se encuentran sumidas en ella. La niña se detiene cuando se percata que una gran ola comienza a formarse, y en un momento cree haber huido, por lo que le saca la lengua, sintiéndose victoriosa. La ola revienta arriba de ella, sin clemencia alguna. La ilustración invade las dos hojas, que se encuentran salpicadas por todos lados por acuarela celeste.

Luego, el cielo se vuelve celeste, y la niña, aunque desorientada por el agua, de pronto encuentra un tesoro de conchitas de mar que empieza a recolectar. Llama a su madre para mostrarle lo que ha encontrado (cuando yo era chica me llevaba millones de conchitas de distintas formas y tamaños que luego, misteriosamente, desaparecían de mi pieza), y ella le dice que es hora de partir. La niña vuelve a encontrarse con el mar, y a medida que camina se despide de un mar gigantesco que invade el espacio del libro. A lo lejos, vemos volar a las gaviotas, compañeras momentáneas de la niña.

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Creo que este tipo de libros nos muestran distintas situaciones que están sucediendo en la literatura infantil. Las palabras, poco a poco, son dejadas de lado, y cuando son utilizadas es únicamente para dar matices específicos que la imagen no puede expresar. A pesar de esto, vemos muchos libros en los que la imagen alcanza una profundidad de significado que hace innecesaria la intromisión del lenguaje escrito, y la historia es comprensible a todo público.

El estilo de la ilustración, además, logra una emotividad que va mucho más allá de cualquier tipo de oración. Producto de esto, creo que nos hace falta tener mayores herramientas provenientes del arte o el diseño para entender mejor lo presentado por la imagen. Algunos han hablado de “alfabetización visual”, pero me parece algo reduccionista homologar el lenguaje verbal a la imagen ¿Para qué buscar el “verbo” en una imagen?

Asimismo, el nivel artístico de “La Ola” me hace cuestionar las categorías entre literatura para niños y literatura para adultos. Lo único formal que inserta a esta obra en la categoría de infantil es que la historia se realiza en base a la perspectiva de una niña, pero el resto de los elementos que la componen la convierten en una verdadera obra de arte; tensión que se hace incluso más evidente con otros libros de Suzy Lee. Si quieren buscar el libro, lo encontré en la librería Prosa y Política, donde traen muchos otros de Barbara Fiore Editora.

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  • Me sirvió mucho leerte, justamente estoy haciendo un análisis sobre esta obra y aunque tengo otros materiales para reforzarme, es la primera vez en mi vida que me encuentro con un libro álbum por lo que podrás imaginarte lo complejo que es comenzar a escribir un análisis de un libro tan atípico; pues estamos acostumbrados a que nos guié siempre un texto. Saludos.

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