El feminismo lo hacemos nosotras (el miedo se huele a kilómetros y me alegra)

Por Melissa Cid, 24,  estudiante de Literatura Creativa

Hace ya tiempo que se percibe la tensión entre el movimiento feminista y el sistema hegemónico, pero estos días más que tensión, se generó una lucha a nivel país. Una lucha que me da optimismo.

Las tomas feministas han dado mucho de qué hablar, tanto a quienes las apoyamos como a quienes se oponen. Y la oposición es fuerte. No se trata solamente de los ataques directos, como los de Gumucio – ya honestamente hacen pensar pobre hueón, nadie lo pesca y necesita decir estupideces para tener algo de atención– o Matías del Río, sino también que, por ejemplo, Canal 13 ande preguntando en el matinal “¿feminista o feminazi?”.

Y sí, a veces es decepcionante ver y oír tantos comentarios machistas, tantas noticias de violencia sexual y física en la que el sistema no hace nada, tantas prácticas sutiles que si hacemos notar, nos dicen exageradas. Pero todo esto se está dando porque nos estamos haciendo ver, estamos gritando y tienen miedo de que, de hecho, lleguemos a algún lugar.

El miedo se huele a kilómetros y me alegra. Quedó bastante claro después de que la ilustradora Maliki funara a los de Feroces Editores, y que corrieran a disculparse con ella –por mail y después de seis años– por lo que le habían hecho. Y sabemos que eso no es suficiente. Estamos tomando cartas en el asunto por todas, y no vamos a comprarle a esa editorial ni aliarnos de ninguna forma con los participantes.

Por eso decidí dejar de tener rabia al escuchar el término feminazi, o al leer a cualquier machito que se ponga a twittear en contra del feminismo –cualquiera que tenga Twitter sabe a qué me refiero–, porque tratan de mantenerse en el sistema que los beneficia, sistema que ven que se está destruyendo no tan de a poco. Porque se dan cuenta que podemos ser más que ellos, y que lo estamos siendo. Me recuerda a esa escena de la película Bichos en que el saltamontes líder le explica al resto que si las hormigas se dan cuenta que son más, los pueden destruir. Y nosotras nos dimos cuenta.

Darle atención a lo que dicen los que están en contra del feminismo es seguir escuchando a la voz hegemónica y privilegiada.

Respecto a la forma en que funciona el sistema, es otro tema. Es necesario que el aborto se legalice, que los violadores y los femicidas tengan consecuencias, que se acabe la brecha salarial, la violencia obstétrica y todos los problemas del día a día. Pero ese sistema claramente no va a cambiar solo, sino cuando sepan que ninguna va a aceptar la mierda que nos imponen, cuando nos vean unidas como las hormigas de Bichos. Somos mayoría.

Al final, las tomas, las marchas, los conversatorios, las revistas, los eventos y todo de índole feminista es un avance, y también lo es que muchas figuras públicas y no públicas; canales de tv, diarios, y otros medios públicos se sientan agredidos y nos cuestionen, porque saben que ya no pueden hacer lo que quieren, que vamos a gritar y patalear y poner resistencia. Porque al final, los avances los hemos logrado nosotras.

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