El 8 de marzo en la agenda de los varones

Por Sebastián Dyjament

En el día en el que las florerías van a trabajar un poco más de la cuenta, en el día en el que el chocolate de los bombones se derritirá en más bocas de las habituales y en el que los memes y saludos digitales se multiplicaran como “falsas muertes de celebridades por Twitter”, vale la pena salirse un poco de la norma y repensar que cambios debemos hacer como miembros del género masculino en pos de una mejor convivencia con las mujeres, sean compañeras de nuestra vida diaria, personal o laboral o simples anónimas cohabitantes de nuestro entorno.

No perdonar más conductas bárbaras hacia las mujeres en el espacio público.

A esta altura explicar la inutilidad y la incomodidad del comentario soez o denigrante en la calle es redundante. Entonces, ¿qué tal si empezamos a dejar de ser cómplices de los mismos? Que la reprobación sea más explícita quizás pueda ayudar no solo a desvalorizar esas conductas hasta vaciarlas de legitimidad, sino también a deshechar cierto sentido común al estilo “Todos los hombres son iguales”.

No imponer opiniones o visiones a las mujeres en el debate sobre el aborto.

Como varones a favor de los derechos de elección de las mujeres sobre su propio cuerpo, deberíamos tener en cuenta que la mejor forma de acompañar dicho reclamo es desde un papel secundario, proveyendo nuestro poder de movilización o nuestro aporte al debate, pero atado a la agenda de quienes estan a la cabeza de dicha pelea. No olvidemos que el derecho a un aborto legal y en condiciones es una cuestión de poder y que incluso en los círculos más radicales o desafiantes al status quo ideológico, el rol de los géneros y la asimetría que se da entre los mismos tiende a filtrarse, aún en forma inconsciente. Ser más conscientes de esa posibilidad sería un avance importante.

Basta de “Peleas/lloras como una nena”.

Si somos conscientes del momento en que vivimos, en el que Ronda Rousey puede romperle los dientes a un tipo sin muchas vueltas, el “Peleas como una nena” califica como una expresión más anticuada que usar enaguas. ¿Todavía usas la expresión “Sexo débil”? En serio? ¿Qué sigue?, ¿Viajas en diligencia, usas el telégrafo para comunicarte y galera para salir a la calle? ¿Todavia te da vergüenza llorar enfrente de una chica? Crece, ponete los largos, la testosterona no se te baja por ser algo emocional.

Hace falta más que el esfuerzo individual para revertir la situacion actual por la que pasa la mujer en este país (1088 homicidios de mujeres en los últimos 7 años, según datos de la asociación civil “La Casa del Encuentro”; 100 mujeres muertas por prácticas inseguras y clandestinas de abortos, según La Campaña Nacional Por El Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito). Pero un primer paso a modo personal e individual es revisar nuestra relación con el género femenino en lo cotidiano, en pos de mejorar el entorno de la lucha de todos los días por igualdad de derechos.

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