Barón Biza: El Inmoralista

La pasión mal utilizada suele ser algo triste, pero en las manos de Christian Ferrer (ensayista y profesor en la facultad de Ciencias Sociales en Buenos Aires) es una fuerza rotunda que se encarna en la literatura. Ese es el sentimiento con el que escribe cada página de Barón Biza – El Inmoralista la edición definitiva de uno de sus libros más icónicos. Editado originalmente en el 2007, el libro de Ferrer vuelve casi una década después a estar disponible en todas las librerías y confirma algo: la obra que aquí lograda es contundente y se sostiene en la historia.

¿Qué quería lograr Ferrer cuando decidió sacar del olvido a Barón Biza? ¿Cómo consiguió que una editorial de primer nivel publicara la historia de un infame? ¿En qué momento se obsesionó y por qué no declinó de esa obsesión? ¿Por qué Barón Biza y no sus mujeres? ¿Por qué me obsesiono yo con las obsesiones de Ferrer? ¿Por qué al terminar el libro quiero más de ese libro porque no todo me fue develado y tengo la firme convicción de que quedan cosas aún ocultas? Oscuridades, entretelones, pensamientos, síntomas…..

No lo sé. Pero si se algunas cosas.

Se que Barón Biza es un hecho maldito en la historia argentina y también en la literatura. Que frente a su historia y utilizando su figura como medium, podemos entender el carácter iracundo, violento y aguerrido (siendo esto lo último lo mejor, por lo tanto lo más breve) del ser nacional. O, en términos del sociólogo Luis Garcia Fanlo, de la argentinidad.

Ferrer teje la historia argentina del siglo XX y el mapa son las acciones de Barón Biza. Siguiendo sus pasos, recorremos las presidencias argentinas, la democracia, los gobiernos de facto, los golpes, la llegada de la oleada migratoria, el desembarco de socialistas, comunistas, anarquistas y otros degenerados, la financiación de la revolución, los radicales jacobinos, la semana trágica, Perón, la construcción política de la figura Jauretche, el proto feminismo, el feminismo, nacimiento del PI, gloria y decadencia de la generación de bohemios de la década del ´30, Oliverio Girondo y sus acciones de marketing para promocionar sus poemas, la vida argentina toda que te arrastra página a página. Y en el medio, como si tuviera el poder de estar en todos lados y en ninguno, Barón Biza.

Hijo, padre, potentado, rentista, enamorado, revolucionario, viudo, pornógrafo, intransigente, infame y finalmente magnicida. Cada capítulo del libro es un rasgo de carácter o formación de Barón Biza. Inteligente manera de tejer la historia de un hombre que, del caos, hizo su virtud. A cada momento de su vida, asistimos como si fuera el último. Todo el tiempo la sensación de convivir con Barón Biza es la firma sensación de que todo, todo, se está por terminar; o sea, como nuestro país cada 10 años. Así que esa manera de vivir, arrebatada y caprichosa que tiene Barón Biza, es fiel reflejo de la manera arrebatada y caprichosa de vivir que tenemos todos aunque sea en algún momento de nuestro tránsito en Argentina. ¿Por qué? Porque parece ser un destino inexorable del deber ser. Aunque no quiera ser asi y quiera, por voluntad y auto castigo, generar otra manera de vivir, sin dudas más amena y lógica, no puede. O al menos no puede todo el tiempo. En algún momento, la historia argentina acorrala y hay que sacar pasiones y tramitar virtudes, forjar resistencias y convencer desde la violencia, no dejarse vencer y seguir. Agotador que duda cabe. Quedé cansada de ese diciembre del 2001. Para siempre.

Otro hecho maldito fundamental: Barón Biza fue nuestro primer hombre famoso que quema a una mujer. En su caso no fue con fuego, fue con ácido. Y ese fue el punto cúlmine y final de una persona que se trastocó en personaje, perdiendo el timón y de cara al delirio. Barón Biza no se privó de nada y dejó su firma también en la historia del feminismo argentino. Sus matrimonios fueron dos y los dos con mujeres que representaban espíritu de avanzada y deseos de vanguardia. La primera fue la actriz y aviadora, Myriam Stefford. Joven para siempre y hermosa hasta la eternidad, Myrian cae bajo el canto de sirena de Barón Biza en Europa, lo sigue hasta los campos argentinos y sepulta su vida a bordo de una avioneta mientras intentaba unir las provincias argentinas. No tenía ni 28 años. Barón Biza construye un monumento delirante en su nombre, el monumento más alto del país. Se enajena, enloquece, financia la revolución, llora.

La segunda fue Clotilde Sabattini una de las primeras feministas argentinas con portación de cargo político. Ambiciosa, entiéndase esto como halago, y decidida. Mujer del partido radical, con ideas propias y saber para llevarlas adelante por sí misma, oradora estrella y líder natural. Logró importantes cambios en la educación argentina, visibilizó a las mujeres y confirmó que podemos ocupar cargos en el armado político y la construcción de una Nación. Y todo eso cayó bajo el peso de Barón Biza, que la inscribió en la historia como una cara quemada por el ácido. Ferrer, que con la historia ubica las cosas en su lugar, devuelve el carácter de Sabbatini a donde corresponde y con los laureles que ella misma se gano. Nos devuelve un dato en la historia del feminismo, un eslabón que estaba perdido y se integra nuevamente en la larga vida del feminismo en la Argentina. Y es cierto que esa tarea fue realizada en el 2007. Pero en un país que renace cada 10 años hay que volver a explicar todo.

¿Qué más se puede decir? Algo obvio: hay que leer este libro Si es posible ahora mismo. Ya. Con una urgencia joven no importa la edad. Porque si algo aporta Ferrer de la mano de su minucioso estudio sobre Barón Biza es recordarnos que clase de historia tiene la Argentina y con que pilares se construyó esta nación. Algunos nobles, algunos forjados en las buenas intenciones. Pero otros no. Otros enajenados, caprichosos, reaccionarios y también corruptos. Sirve para tener en claro que nada es nuevo y nada es la primera vez.. No es la primera vez en que la historia presencia la descomposición de un gobierno y el enfrentamientos entre pares arrastrados por el fanatismo. No es la primera vez que queman a una mujer.

Pero siempre puede ser la última.

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Barón Biza: El inmoralista

Christian Ferrer

editorial sudamericana

 

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