Al mundo se resiste con compañeras: estrenamos el nuevo video de Dadalú

“Después del Gonzervatory llegue con la idea de no tener expectativas porque lo único que me queda es eso, hacer cosas porque quiero hacerlas”, dice Dadalú en el living de su casa, mientras junto a Claudia, Paloma y Vanessa de Tímida Productora tomamos jugo de frutilla con jengibre y miel y comemos un bizcocho de chocolate con frutillas, preparado por Dadalú. Nos reunimos a conversar sobre el trabajo que las unió esta vez, se trata del videoclip para ‘Escapista’, el segundo tema de Tiempo Negro, el EP que la cantante nos presentó a mitad del 2018.

“Creo que el video es muy coherente con tu música, con lo que has hecho siempre”, le comento, después de verlo con las luces apagadas. “Y además, siento que se nota la mano de las Tímida, en los detalles, en los tiros de cámara. Me acuerdo de la Jardinera con Chini y Tiare y todo era muy simple, pero el encanto estaba en esos pequeños detalles. Es como de una inocencia que no se encuentra ni en la experiencia, ni en nada. Solo existe”, explico.

Las Tímida nos cuentan cómo nació la idea de hacer la serie La Jardinera. Y fue como la mayoría de las veces que nacen las buenas ideas: apartir de preguntas. “Vemos que todos los modelos que hay son desde un punto de vista masculino, el cine, la música… y creo que hay una sensibilidad diferente. Por eso surgió La Jardinera, por tener dudas o preguntas respecto a eso, también por qué siempre se muestra a los hombres haciendo música y no a las mujeres. Nos gustaba mucho escuchar y ver música, entonces teníamos esas inquietudes. Y Violeta Parra se aparecía mucho en las personas que escuchábamos, así que se juntó todo y lo empezamos a desarrollar. Le pusimos La Jardinera porque, además de ser una canción de Violeta, está esa idea que te enseñan siempre, de que el hombre cazaba y la mujer era agricultora y así ella podía observar los ciclos de las cosas, si tirabas una semilla, crecía…”, dice Vanessa.

“Nosotras somos súper inseguras y creo que por mucho tiempo postergamos hacer cosas que nos gustaban, eso cambió escuchando a otras mujeres, como por ejemplo a la Dadalú diciendo ‘si no sabes hacer algo, hazlo igual’, una piensa, ‘sí, en realidad, por qué estuve tanto tiempo sin hacerlo, por qué lo postergué’. Metiste bajo la alfombra algo que te gustaba mucho solo por miedo”, dice Paloma. “Aprendí a improvisar harto. No sabíamos lo que estábamos haciendo, pero lo hicimos igual. Fuimos muy cargantes con los lugares que queríamos tener. Insistíamos mucho en todo y nos dimos cuenta que la gente también estaba dispuesta a trabajar con nosotras. Mientras nuestra productora se iba afirmando, en paralelo, íbamos conociendo la historia de otras mujeres. Y es muy bacán que haya sido así”.

“Me gusta que tiene mucha identidad de la Dadalú, es muy representativo de lo que hace ella”, responde Paloma, sobre lo que más le gusta del trabajo que realizaron todas juntas esta vez. “Yo creo que es fácil identificarse con el video. O sea, independientemente de si uno vive triste o no todo el día, todos tenemos momentos emo que no sabemos cómo llevar”, explica Claudia.

“A mí me gusta que tiene varias partes… nos conseguimos una farmacia, en el taller mecánico grabamos rápido porque nos iban a echar. Hicimos ese plano secuencia en el que cantan a la cámara y hubo una desorganización muy chistosa. O el momento de la fiesta, todos estaban bailando y la fiesta en el baño… tiene varias partes que las recuerdo con mucho cariño”, reflexiona Vanessa.

En medio de la conversación, Dadalú me muestra un documento glorioso del que hemos hablado muchas veces. Es una fotocopia que entregó en un concierto de Bad Religion en el que teloneaba Los Mox, cuando ella tenía alrededor de 18 años. “Mox cantaba puras hueás como ‘te ves tan linda cuando tomo’, puras hueás. Y con mis amigas hicimos ese flyer y lo entregamos afuera de la tocata. Se lo entregamos a los Mox igual. Debo haber tenido como 18”.

Seguimos comiendo y tomando jugo. Dadalú debiera ser repostera, además de compositora, productora y ciclista furiosa. También seguimos conversando.

“Yo tenía una idea muy vaga, y las Tímida armaron un guión. Ellas lo ordenaron en imágenes”, dice Dadalú.

“La idea era darle una identidad a las personas, como están con máscara, había que darles vida. Y los colores hicieron eso, los colores ocultan que tienen una pena. El color representa a alguien, pero no a lo que hay en su interior”, puntualiza Claudia.

Y ¿las arpilleras? Son un recurso, herramienta, oficio, que Dadalú lleva un buen tiempo realizando. “Fui al museo Violeta Parra y vi el video rotativo que había. Y ahí, en la tele belga le preguntaban a ella dónde había aprendido a bordar así las arpilleras, en qué escuela y ella decía ‘ah no sé, yo metí la aguja en la cuestión’ y dije ¡es verdad po! yo no conozco a gente que lo haga, no es difícil. Y por eso lo hice. Compré una arpillera y empecé a dibujar en ella. No es difícil, no hay que tomar un curso. Solo hay que hacerlo. Y en el fondo esto de hacer el video, hacer las canciones, yo creo caleta que el único camino es hacer, concretar. Muchas veces una tiene ideas y no hace nada, hay que hacer las cosas y punto. Solo quiero hacer cosas, avanzar. Hacer ,hacer, hacer. Me imagino que para ustedes (Tímida) también fue así, nadie les enseñó, ‘ya, así se hacen los videos’”, dice Dadalú.

“No, de hecho, nos hemos equivocado caleta”, responde Paloma.

“El primer video que hicimos, ninguna sabía de guión y alguien que era de comunicación nos ayudó a estructurarlo. Creo que por eso mismo, nuestros videos han sido hasta el momento contando historias, porque es la forma que aprendimos a hacerlo, desde el primer video”, comenta Vanessa.

“Yo siento que cualquier tipo de expresión es un espacio de libertad y uno tiene que decir ‘oye, por qué no puedo hacerlo así?’, hay que salirse de lo que uno piensa que los demás están esperando”, explica Dadalú. “Me acuerdo de un video de la Violeta Castillo que hizo Doveris, en el que la mitad del video es la Violeta mirando un techo y no pasa nada y es ¡bacán! no hay que olvidarse que estas cosas son espacios de libertad, en las que estás aprendiendo cómo hacerlas”, recuerda.

“Yo creo que tiene que ver con que el mundo te obliga a justificar todo lo que uno hace. Igual, es un videoclip, no es necesario que todo esté justificado, pero siempre se exige, en todo nivel. Tiene que ver con que en la escuela también se nos enseña de esa forma. Pero pasa en todo. Por ejemplo, cuando alguien se hace un tatuaje, la gente empieza a preguntar de una qué significa. Y ¿qué pasa si no significa nada? A veces las mejores cosas salen cuando se rompen esas reglas”, asegura Claudia. “Yo creo que es la necesidad de querer decir algo y que no te importe la adversidad, creo que eso es muy de Violeta Parra. Si no sabís tocar guitarra o no sabes pintar, hacerlo igual, porque quieres decir algo. Eso a mí me motiva mucho, que si existe una necesidad de crear arte hay que hacerlo”.

“Es bacán dejarse llevar por ese impulso natural de querer expresar ideas de la forma en que más te haga sentido. Tal vez no como está establecido. Romper normas. De eso hablaba la Chini en el video que hicimos. Que a la mujer, como le dijeron tanto, históricamente, que no podía hacer cosas, las terminó haciendo igual con o sin escuela y salían de una forma diferente, extraña”, dice Vanessa.

“Siento que cuando tienes menos cosas, tienes que cranearlo más y ahí salen las nuevas ideas. Como con la comida. Cuando tienes pocos ingredientes, tienes que buscar cómo hacer que quede súper rico. Y sale. De repente puedes tener todo y no hacer nada. Creo que no tiene que ver con lo que uno tenga, sino con ingenio y fuerza”, concluye Dadalú.

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