Papito corazón, paga la pensión

10% afp

Cuando tenía 18 años demandé por pensión de alimentos a mi papá, un hombre que no conozco y lo único que nos une es que mi primer apellido es el suyo. 

No sé qué equipo de fútbol le gusta, no sé si toma cerveza o vino al almuerzo, no sé si cocina, no sé qué tipo de música escucha, no sé qué chistes le dan risa. Lo que sí sé es que no quiso hacerse cargo de mi crianza y que formó otra familia, se casó y tuvo dos hijes en su matrimonio. Cuando lo demandé, hubo una mediación —el primer paso, como describen en ChileAtiende— pero él no se presentó. Cuando fue el juicio, tuve que ir a los tribunales. Era día de semana, yo andaba con uniforme. Fui con mi mamá y una abogada. Estaba nerviosa. Creí que lo iba a ver, creí que me pediría perdón, pero otra vez no apareció. 

Recuerdo que uno de los argumentos de su abogado era que había sido padre de nuevo y no tenía plata. ¿Y yo? ¿Acaso no era su hija también? Pero claro, tenía otra categoría de hija, de hija negada. Hija del aire. Las excusas siempre sobraron porque yo sabía qué vida llevaba y qué tipo de familia estaba construyendo. Sabía que en el escritorio de su oficina había una foto familiar y no incluía mi cara, sabía que si le preguntaban por su hija, hablaba de la que tuvo dentro del matrimonio. ¿Qué te daba más vergüenza? ¿Que supieran que antes de casarte tuviste una hija con tu polola de juventud? ¿Que te descubrieran no llevando la vida que querías aparentar? ¿O contar que me abandonaste? Porque eso no lo contabas ¿cierto? Si hablamos de vergüenza o arrepentimiento, tampoco se te vio muy avergonzado cuando le pedías a tus amigos pacos que no te notificaran con la orden de aprehensión, por no pago de varios meses. 

Este fue mi caso, pero imagino que también es el de muchas y muches, porque en Chile y Latinoamérica la historia es similar. En Madres y huachos, de Sonia Montecino, se explica de dónde viene el mestizaje en nuestra sociedad, cómo el rol de madre está ligado a una visión mariana, y lo que significa ser huacho, o huacha.

“Las circunstancias experimentadas por nuestros pueblos condujeron a una gama de situaciones que se sintetizan en la formación de unas identidades en donde el abandono, la ilegitimidad y la presencia de lo maternal femenino componen una trama de hondas huellas en el imaginario social. Los perfiles de la mujer sola; del hijo procreado en la fugacidad de las relaciones entre indígenas o mestizas con hombres europeos; del niño huacho arrojado a una estructura que privilegia la filiación legítima de una descendencia; de la madre como fuente del origen social, surgen como ademanes reiterados en el devenir del territorio”.

Yo viví esa huachedad. A mí me preguntaron si tenía papá, y que por qué no tenía. Sentí que había hecho algo malo y que por eso mi papá se había ido. Pero, ¿qué había hecho? ¿existir? A mí mamá, una mujer independiente, le pusieron trabas para inscribirme en un colegio católico. Hasta hace poco, de grande, me preguntaron en el banco por datos de mi padre, pese a que no tenemos ninguna relación. 

Tengo 28 años, pero si estuviera estudiando todavía debería recibir la pensión y no tengo dudas de que esta persona que me dio el apellido, hubiera buscado la forma de retirar su 10% de AFP y no pagarme. 

Esa es plata que yo estaba ahorrando para cuando cumpla 18 años. Yo en marzo te pago todo. Es que justo quería arrendar algo. Es que voy a poner un negocio. ¿Y si hacemos un acuerdo? Esto nos va a perjudicar a los dos.

Estas son algunas frases que se han vuelto virales en los últimos días, y corresponden a aquellos papitos corazón, desesperados. Padres ausentes que, dando manotazos de ahogado, buscan evitar que el 10% de AFP les sea retenido en caso que adeuden el pago de pensión alimenticia. Algunos han sido más audaces, alegan por la “letra chica” de la normativa, y han contactado a las madres de sus hijes, buscando para impedir que llegue a manos de quienes corresponde. 

Tildarlos de descarados es poco. Miserables, eso son. Seres miserables que creen que un hije se alimenta de aire, que viste aire, que su existencia no merece nada, ni su afecto, ni su presencia, ni su plata, ni su nada. Podrían ser honestos si se las quieren dar de fugitivos, deshaciéndose de sus descendientes después de nacides. Dicen que no se lo buscaron, que no querían y culpan a las mujeres-madres. Pero mira, Roberto (me voy a referir a Roberto como nombre genérico para los papitos irresponsables), si te importaba tanto, dime ¿por qué no usaste condón? ¿por qué no optaste por la vasectomía? 

Según datos del Poder Judicial, más de un 60% de los deudores no paga. Así de simple, no paga, pese a que conlleve consecuencias legales que van desde la suspensión del permiso de conducir, arraigo nacional, arresto domiciliario, hasta el arresto nocturno. Aunque a veces cuesta que sean efectivas debido a la (in)justicia patriarcal.

Qué tristeza que quedaré sin el 10% por deber pensión de alimentos. 

¿Me pueden embargar más del 10% de pensión de alimentos? 

Yo había pensado darte una parte de esa plata.

Está en tus manos, no te pongo presión. 

Eso dicen, pero sí ponen presión. Algunas madres han denunciado que incluso aquellos que no han estado presentes en ningún sentido, han vuelto después de años pidiendo que no tomen la decisión de retener el porcentaje de la pensión. Esta situación está lejos de ser algo buena onda, o un pedido inocente, en algunos casos es amedrentamiento,  manipulación, violencia sicológica y, por sobre todo, violencia económica, pues pone en riesgo la supervivencia de la madre y su hije, o hijes.

“De acuerdo a datos proporcionados por el Ministerio de Desarrollo social, solo un 16% de las personas que deben pagar pensiones alimenticias lo hace en el tiempo correspondiente”, dice Camila Ostornol, directora de familia, infancia y adolescencia de la Asociación de Abogadas Feministas de Chile (Abofem). 

“Como asociación feminista y en razón de visibilizar y aplicar la perspectiva de género, hacemos hincapié que el no pago de pensiones de alimentos constituye violencia de género, más específicamente violencia económica en la esfera íntima de la familias, infringiéndose los derechos y obligaciones de los padres para con los hijos que tienen lugar como uno de los efectos de la filiación reconocidos por nuestra normativa nacional”, explica. 

Hasta este martes ingresaron más de 34 mil solicitudes de liquidación por pensión de alimentos. Pero ojo, esta medida cautelar no funciona por sí sola, es necesario que los deudores de pensión retiren su 10% para efectuar la solicitud en tribunales. Luego de eso, se debe realizar el trámite en la plataforma del Poder Judicial, con la Clave única. De este modo, se liquidará la deuda y se debe continuar el procedimiento legal correspondiente.

Con todos los mensajes que circulan en las redes, se podría hacer un ranking del peor al más peor. Mi favorito fue un patudo que con la selfie junto a un infante de perfil, publicó en tuiter: “No es justo que te quiten la plata para darle a un hijo que nunca quisiste si no lo que quisiste antes porque lo querrás ahora wuea de cada uno!!!!” (sic). 

Lo que Roberto no entiende es que la pensión alimenticia no es un bono, ni es caridad: es un derecho establecido por ley. Cobrarla está bien, lo que no está bien es no hacerse cargo. 

Y no, no es hueá de cada uno. ¿Te doy un consejo mejor? 

Papito corazón, paga la pensión. 

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