Superamos el 2018: amigas, podemos con mucho

Durante el 2018 más mujeres nos levantamos para defender ideas elementales, para defender nuestros derechos, que son derechos humanos. Nos unimos para decir basta a los discursos y acciones violentas en nuestros espacios.

Las estudiantes dijeron basta a los acosos y abusos de poder en sus colegios y universidades, con la mecha que prendieron en abril las mujeres de la Universidad Austral y que se propagó sin control por todo el territorio . Las trabajadoras dentro y fuera de sus casas comenzaron a exigir el término a la precarización de sus vidas y sus familias. Las habitantes de las -escalofriantemente nombradas- zonas de sacrificio exigieron el término al envenamiento de sus cuerpos, de la enfermedad, de la muerte y la cesantía en pos del mal denominado progreso.

El 2018, muchas, nos atrevimos a poner el nombre que tienen ciertas violencias que nos han marcado: abuso sexual y violación. A quitarnos el velo de esa equivocada y mal puesta vergüenza y liberarnos de todo ese peso que no tenemos porqué cargar. Exigimos que nos crean los demás, porque entre nosotras ya lo hacemos y no estamos solas.

En el 2019.

El 2019 debiera ser el año de las estrategias. El año de tomar todas esas emociones, descubrimientos y encuentros y transformarlas en acciones políticas que cambien en otro nivel nuestros lugares en el mundo, y que sean una respuesta contundente al fascismo que en Chile no es neo, sino que está naturalizado, algo escondido, pero que empieza a aparecer sin vergüenza.

Porque nuestra historia ya comenzó a cambiar. Esas emociones, esas marchas, esos poner el nombre a las violencias que sufrimos, ese conversar con la compañera ya hicieron que todo fuera diferente y que no volvamos atrás. Este debiera ser el año de reunirnos, planificar y actuar. Ponernos a disposición de la otra, con las herramientas que tengamos. También debiera ser el año de identificar el gatopardismo. Ojalá podamos pasar de aquellas acciones feministas que vienen del marketing, de la autopromoción y que no buscan lo colectivo. “Cambiar todo para que nada cambie”. Aún cuando no son lo mismo que Jaír Bolsonaro en la presidencia de uno de los países más grandes de Latinoamérica, sí representan un peligro para las mujeres y las transformaciones estructurales que queremos lograr, a corto y largo plazo. Este es el año en el que no podemos olvidar que el feminismo es de clase.

Me imagino el 2019 como el año de querernos. De tratarnos bien a nosotras mismas y a las demás. De pensar que si ya llegamos hasta acá, podemos llegar más lejos. De pelear sin cansancio por aquellas que no llegaron por culpa de la violencia machista e cambiar esa realidad para las mujeres que están y las que vendrán. Lo mejor de todo del difícil panorama, tratando de ver el vaso medio lleno, es que ahora lo hacemos con la seguridad de que no estamos solas, porque la precarización de la vida nos cruza a todas y por ello nos vamos a huelga general el 8 de marzo. 

Esperamos que tengan unas bonitas vacaciones y las que no, que disfruten del verano en las ciudades, que también tiene su encanto, a pesar del sol reflejado en el cemento. Por acá, el equipo de Es Mi Fiesta sigue a disposición de todas ustedes, que leen este sitio y se indignan y disfrutan con nosotras. Durante estos meses de calor seguiremos pensando y trabajando en este proyecto que crece y que mostrará algunos cambios a partir de marzo. Esperamos que sigamos juntas para todo lo que viene. Si quieres ser parte del equipo de Es Mi Fiesta, escribiendo, ilustrando, sacando fotos, reporteando, creando un podcast o videos, o simplemente tienes alguna propuesta que no hemos descrito, escríbenos a holaesmifiesta@gmail.com. Cada vez somos más, diferentes entre nosotras y eso solo puede enriquecernos. 

El 2019 se ve difícil, lo sabemos, pero superamos el 2018. Podemos con mucho.

*Portada: @mylastnameiscuadrado

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