Te invitamos al concierto de Violeta Castillo y Niña Tormenta en Santiago

El escuadrón cultural Capitán Cobalto tiene la misión de llenar el mundo de belleza y siempre lo logra. En una nueva operación junto a los sellos Cazador y Uva Robot, están organizando un concierto junto a Niña Tormenta y Violeta Castillo en el Taller Ortiga, emplazado en el hermoso Barrio Matta Sur (Padre Orellana 1256), este viernes 23 de febrero a partir de las 20 horas.

La entrada tiene un valor de tres mil pesos y se paga en la entrada. También el Taller estará a cargo de tener cositas ricas para comer y tomar.

Y como Capitán Cobalto es amor, estamos regalando entradas para que puedas asistir. Para ganarlas, solo comenta abajo con tu nombre y correo electrónico. Cuéntanos cuáles son tus canciones favoritas de Niña Tormenta y Violeta. 

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  • Canción al cielo es una de mis favoritas de Niña Tormenta, siempre que la escucho me acuerdo de mi mami <3 y de Violeta, me gusta mucho Robar y Pavimento, en donde hay vacile asegurado junto a Motivado jiji
    paulaaltamirano.hbk7@gmail.com

  • Me gusta muchomucho “Que entre el frío” de Niña Tormenta, me calma y su voz tanto como el ritmo de la canción parecen evocar ese aire de un otoño frío. A la Violeta Catillo no la cacho mucho pero me gusta harto “Bolsillo Secreto”, sobre todo en acústico se aprecia mucho cómo llega a los tonos altos con su voz <3

  • Hola! Mmm pucha, es redifícil decidirse en verdad. De Violeta Castillo creo que mi canción favorita es “Robar”, porque es la canción clave de su LP, de la búsqueda por un lenguaje propio, tanto lírico como musical, en un contexto en que el artista sabe que siempre estará dialogando con la propuestas anteriores a la suya, pero aún así no renuncia a su necesidad de hacer algo original, lo que no quiere decir necesariamente algo nuevo, pero sí alejado de lo manifiestamente comercial, permitiéndose experimentar y jugar con los límites impuestos. De la Niña Tormenta es “Lozapenco” por lo enigmática, por la tensión que entabla con “Canción Nueva” en la puesta de perspectivas de hospedero e invitado, respectivamente; pero en “Lozapenco” la narración es desde un tercero, no nos adentra al universo de quién recibe, es una tensión en sí misma que se instala y no se resuelve en el estribillo, que sólo entrega una imagen que se detiene, la de un ritual estático. La pista que nos queda es ese plato que, aunque se lavó con sumo cuidado, igual se rompió.

    Me fui en la volá, pero son cosas que he estado pensando desde hace harto. Va a estar bonito hoy.

    Valentina Hernando
    valentina.hernando@ug.uchile.cl

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