Ser mujer trans y lesbiana en Chile

Texto por Constanza Valdés
Ilustración por Catalina Viera

Vivimos en un país heteronormado, machista, patriarcal y binario. En ese sentido, en la sociedad chilena se encuentra profundamente arraigado el paradigma que señala que el ser hombre y mujer es algo determinado biológicamente, y además, que cada sexo posee unas características que les son propias, incluyendo una orientación sexual heterosexual. Es así como se ha ido construyendo, lo que Judith Butler denomina la Matriz Heterosexual, que se puede definir como un conjunto de mandatos que establecen que la heterosexualidad es la norma general y obligatoria. Además de lo anterior, en dicha matriz se regula los roles de género y las características, físicas y psicológicas, que diferencian a un hombre y a una mujer, esencialmente haciendo alusión a justificaciones biológicas.

Entonces, ¿qué sucede con todas aquellas personas que se desligan de esta matriz? Básicamente, exclusión y ostracismo. Si bien, no es necesario que esta exclusión sea literal, las dimensiones de ésta varían desde el uso de un lenguaje no inclusivo, hasta las situaciones de violencia y discriminación. Cabe recordar la categórica frase de Monique Wittig: “las lesbianas no son mujeres”. A simple vista, se podrá pensar que es absurdo que ella haya señalado esto, incluso radical. Si lo analizamos detenidamente, Wittig tenía razón, si la matriz heterosexual construye lo que es una mujer desde una concepción heteronormada, cualquiera que no calce en este sistema no podrá ser clasificada como mujer.

Sucede exactamente lo mismo en el caso de las mujeres trans. ¿Cómo puede ser considerada mujer, una persona cuyo sexo asignado al nacer es masculino? Si seguimos los parámetros de la matriz heterosexual, la respuesta es categóricamente no. Curiosamente, existe un sector de feministas radicales y personas de la comunidad LGBTIQ+ que rechazan absolutamente este sistema, pero aun así, no consideran a las mujeres trans propiamente mujeres, menos lesbianas.

Las exclusiones que realiza la matriz heterosexual a todas aquellas personas que no se adecuan a éste varían, como ya dije, desde el uso del lenguaje hasta situaciones de discriminación y violencia. Esto lo evidenciamos, incluso en el caso de personas cisgénero que infringen los mandatos culturales asociados a su género, recibiendo epítetos como “afeminado” , “poco hombre” ,“maricón” ,“machorra”, “ahombrada”, entre otros. En el caso extremo, encontramos los asesinatos a hombres gay, mujeres lesbianas y personas trans.

Queda en evidencia que el sistema no es inocuo, que sus consecuencias son nocivas y es menester revisarlo, modificarlo y sustituirlo. Si bien, esto se encuentra en proceso, en un gran sector, especialmente en la comunidad LGBTIQ+ y mujeres feministas, la matriz se ha ido erradicando. Es desde aquí donde yo me construyo como mujer trans y lesbiana, me alejo de un sistema que me excluye y me enclaustra como una enfermedad que debe ser curada.

Mi construcción subjetiva también la realizo desde mi cuerpo, mis curvas, mi pene, mi piel, y todo aquello que yo hago propio de mi identidad como mujer. La erradicación de la matriz permite la liberación de los cuerpos, de las identidades y de todo aquello considerando como abyecto que había sido excluido en el pasado.

Si bien la matriz se ha ido erradicando, en los medios de comunicación ésta se ha seguido utilizando, con matices, para la visibilización de las personas trans. Lo hemos visto en casos emblemáticos: Alexa Soto, Daniela Vega, Manuela Guevara, entre otras, mujeres trans que físicamente se adecuan a los estereotipos que existen sobre los cuerpos femeninos. En ese sentido, en las historias y la visibilización de mujeres trans en los medios se observa un patrón: un fuerte enfoque en la feminidad, cuerpos esbeltos, una heterosexualidad marcada y la terapia de reemplazo hormonal como una cura al “cuerpo masculino” de las mujeres trans.

Es así como los medios de comunicación enfocan el tránsito de género de las mujeres trans, la búsqueda de un cuerpo “femenino” para insertarse en la sociedad como mujer, para vivir una vida heterosexual y adecuarse a la matriz. No existen historias de mujeres trans cuyo cuerpo y orientación sexual transgreden los parámetros anteriormente señalados: lesbianas, bisexuales, cuerpos no esbeltas, gordas, sin terapia de reemplazo hormonal, con vello facial o incluso personas trans que se identifican como no binaria. Todo esto sigue reproduciendo la Matriz, con matices de inclusión que poco ayudan a cambiar el paradigma existente sobre lo que es ser hombre y mujer.

La visibilización de las personas trans en los medios de comunicación ha tenido un enfoque binario, morboso y con especial énfasis en algunas mujeres trans, cuyo cuerpo se clasifica dentro de los cuerpos femeninos aceptables, esbeltos, femeninos y sin vello. Es aquí donde yo transgredo la norma, como una mujer trans sin interés en someterse a terapias de reemplazo hormonal ni tampoco a intervenciones quirúrgicas, cuyo cuerpo no es esbelto, y en cuya cara aún existen vestigios de vello facial. Por lo anterior, mi identidad la erijo como un constante choque de planteamientos, contradictorios para algunos y compatibles para otros, con el objetivo de romper los paradigmas y lo culturalmente establecido como correcto. El mero ejercicio de salir a la calle es un ejemplo de aquello, el ser objeto de miradas, de palabras y murmullos silenciosos.

Los cuestionamientos a mi identidad también se extienden a mis cualidades profesionales, a mi calidad de profesional en el Derecho. ¿Cómo puede una trans ser Licenciada en Derecho o Abogada? Esta misma pregunta se replica para cada persona que se desligue de las normas que establece la matriz. ¿Cuánto talento el mundo ha perdido por la sistemática exclusión de personas que se desmarcan del sistema?

La construcción de una nueva matriz es necesaria, una que no se enmarque en conceptos ni definiciones estrictas, que se levante desde la subjetividad, desde la libertad y que coloque al ser humano al centro, no como una herramienta al servicio de dogmas arcaicos, conservadores y que han producido tanto daño al mundo.


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  • El sexo no lo “asignan” al nacer, es una característica binaria y biológica que proviene de nuestro ADN, a partir de los cuales se diferencias nuestros órganos sexuales, por eso naces con pene o vulva y cualquier variación se considera una malformación. Entonces, cuando un hombre dice que se siente mujer ¿A qué se refiere?, ¿Se considera sumiso?, ¿Es muy emocional?, ¿Le gustan los vestidos o el maquillaje?, ninguna de esas cosas es ser mujer, cualquier cosa que no sea biológico es social, un estereotipo asociado a lo que se cree una mujer debe ser y sentir.

    Lo que nos agrupa como movimiento feminista son las desigualdades que sufrimos por ser mujeres. No podemos cambiar el significado de sexo ni de mujer porque las mujeres somos oprimidas por el sexo, por nacer con vulva, por ser el sexo que se embaraza. Si redefinimos mujer como “cualquiera que se sienta mujer” la base biológica de nuestra opresión se invisibiliza.

    Siguiendo la misma lógica, si una lesbiana es una mujer (sexo femenino) que siente atracción sexual por mujeres, un hombre no puede ser lesbiana.

  • Si mujer se llega a ser, ya que ningún destino biolóigico define el destino de la hembra humana, se puede llegar a no ser también, y en el caso trans, casos de humanos no-hembra que llegaron a ser mujeres de manera diferente, de manera atípica para el patriarcado: Lo trans.
    Si bien buena parte de la opresión proviene de la condición de hembra, lo cual es innegable, la femeneidad como tal posee un grado de estigmatización y violentización debido a que es una imposición pero ¿Es la femeneidad mala? ¿Es el género o el binarismo axiomáticamente malo? Quizás no, ya que la enorme mayoría de personas en el mundo vive con un género construido según parámetros sociales, o socializa desde el prejuicio establecido por estos. Las personas trans son mujeres u hombres de género (Ojo, no de sexo) Porque dentro del patriarcado y el binarismo de género, se desenvuelven dentro de ciertos parámetros que les permite vivir sin ser golpeadas o asesinadas.
    Entiendo que el feminismo radical quiera erradicar el género de raiz, pero los procesos son larguísimos, y nuestro tiempo de vida muy corto; creo que establecer un camino más largo, con muchas metas a corto plazo tales como una visión de binarismo NO IMPUESTO, ni violento y respetuoso, no anula la eventual abolición del género 🙂
    Como mujer trans, llegué a se mujer sin ser hembra y respeto mucho las revindicaciones que no me corresponden; jamás querría intervenir en discusiones que no me involucran, pero sea cual sea la persona, tenga los genitales que tenga, no merece ser mirada en menos por ser haber llegado a ser mujer o femenina, el género existe, y re-definir y expandir los límites del signidicado de este en una atmósfera no impositiva ayuda bastante. Saludos.

  • Desde mi punto de vista (puede que lo entienda mal) lo que busca una persona trans es ser vista y tratada como una persona del sexo opuesto, buscando encajar en una sociedad donde nos imponen comportamientos asociados uno de los sexos. Pero la idea de que un hombre que no encaja con los estereotipos masculinos es una mujer es dañina para el feminismo porque refuerza la creencia de que existen estas dos formas de ser, donde el hombre es dominante, asertivo y proveedor y la mujer es pasiva, maternal y domestica.

    Por ejemplo, en Irán ser homosexual es un crimen castigado con la muerte, pero la identidad trans es reconocida (incluso el gobierno paga por las operaciones de reasignación de sexo), ¿porque?, porque lo trans refuerza la idea del binarismo de género. Apoya la idea de que hay un cerebro de hombre y uno de mujer, indicando que los roles de genero no son solo construcciones sociales si no parte de nuestra naturaleza.

    Ser mujer no es algo que se construya más allá de lo que la sociedad construye (estereotipos) al rededor del sexo. Porque si ser mujer no lo biológico y tampoco es cumplir los roles o atributos de género que la sociedad considera apropiados para las mujeres, ¿Que es ser mujer?, ¿cual es la diferencia entre ser mujer y hembra (humana adulta)?

    Mujer como género debe ser expandido y re-definido pero no por hombres, sino por mujeres que desafían los roles de género.

  • Entiendo tu punto, y quiero aclarar que no creo en eso de los cerebros azules y rosas ni nada de eso, no obstante, cuando veo la diferencia entre lo femenino y lo biológico, o entre mujer y hembra, no puedo evitar pensar que el género es el que condiciona la socialización, es más, los hombres patriarcales, más comúnmente llamados “Machitos” son los que responden a esa socialización y en contraste con lo que expusiste, no porque su cerebro sea así, sino porque se les enseñaron a ser así y socializaron así; no obstante, nosotras no somos compatibles con aquello por más que compartamos genitales.

    Considerando el panorama actual creo que una estrategia más sensata es redefinir, diluir y expandir el género, dando espacios a nuevas masculinidades y femeneidades ya que creo que el problema del género es por un lado la relación asimétrica, y por otro que este sea impuesto ¿El problema es la existencia del género o la imposición de este? Creo que pretender abolir el género de un solo golpe es una idea un tanto reduccionista y poco práctica, ya que los procesos culturales son lentísimos.

    Y respondiendo tu pregunta, no podría estar más de acuerdo con que las hembras humanas no estén en la obligación de llegar a ser mujeres ni tener que clasificarse siquiera, cada quien en dueña de su destino, de hecho, en lo personal a pesar de haber tenido la necesidad de hormonizarme y por ende alterar mi cuerpo, no soy la persona más femenina del mundo ni de lejos, y aunque la mayoría asuma que soy hembra, no tengo atados con aclarar que no lo soy, y eso no anula mi vida, ni mi nombre, ni mi realidad.

    Me baso en Simone cuando hago la diferencia entre hembra y mujer, pero a la vez debo mencionar que definitivamente, aunque se llamen del mismo modo, mujer y hombre como conceptos no son los mismos que hace 60 años, a lo lago de los años se han expandido y cada día se diluyen más; a mi juicio, vamos avanzando de poquito, pero avanzando.

  • Una mujer es una hembra humana adulta, es una realidad biológica, el problema es el rol que se impone por ser mujer, la femenidad, no todas las mujeres (hembras) son femeninas pero todas son mujeres.

    Un hombre puede ser femenino y poseer todas las características físicas y de personalidad asociadas a lo femenino pero eso no lo transforma en mujer, no hace un hombre femenino y no hay problema con eso.

    Esto es importante porque “mujeres” son hembras humanas adultas con características biológicas en común, no económicos, no de educación ni de personalidad, es la biología lo que nos une y esta la base de nuestra opresión como clase.

  • Si bien una buena, sino es que la mayor parte de la opresión existe por una cuestión biológica y eso es innegable, la femeneidad, ya sea por su desarrollo, relación asimétrica u origen de todos modos es mal mirada, por algo las mujeres más “duras” son más respetadas hasta por los machistas que miran en menos a cualquier persona que ostente femeneidad, negar eso creo que es un despropósito.

    Creo que el desacuerdo que tenemos tiene su raiz en el lenguaje; ya que si ya sabemos que sexo y género son cosas distintas ¿Qué sucede? Como trasfemenina, transmujer, o como les acomode llamarnos dentro de los márgenes de respeto, me parece que presionarnos a hacernos parte mediante el lenguaje, de una categoría de socialización que abandonamos, que las que estamos contra el patriarcado criticamos y que además nos aisla y violenta constantemente, es un tanto contraproducente por no decir casi malintencionado. No sé si tú, no te conozco, pero muchas radicales al empujarnos a definirnos como “hombres”, ignoran la carga social que esta palabra tiene y cómo funciona la socialización dentro de un binarismo que aún funciona y podemos contribuir a mejorar.

    En inglés suelen utilizar un concepto para la categoría que yo entiendo como “Mujer” y tú entiendes como “Femenina/o” que es “Femme” a secas, o “Butch” en el caso contrario. No sé si sea la idea más idónea, pero es un ejemplo de cómo quizás sea posible unificar lenguajes, me duele que grupos diferentes, pero que tenemos un objetivo en común contra el patriarcado, vivamos denostándonos ya sea con “TERF” o “Machirulo con vestido”, “Femipolla” o tantos epítetos malintencionados que hay en todas partes. Saludos.

  • Tengo claro que los binarismos jerarquizados impuestos por el patriarcado afectan a ambos grupos, y que cada persona tiene sus propias libertades y limitantes dentro de las cuales puede desafiarlos, mi intención nunca es hacer sentir mal ni ofender a nadie.

    También creo que nuestro desacuerdo es por el lenguaje y entiendo que no quieran que se les refiera como hombre, pero por las razones que ya te he comentado creo que la palabra mujer debe describir a una hembra humana adulta, por otro lado la palabra transfemenina jamás la habia escuchado y siento es más correcta (según mi punto de vista claro).

    Saludos!

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